Siento un afecto especial por la figura de
Johannes Hevelius (1611-1687), un rico cervecero alemán, nacido en Danzig, la actual Gdansk (Polonia), que hizo uno de los mejores mapas lunares de su época y que puso nombre a muchas formaciones, nombres que se han perdido en su mayoría, pues sólo se conservan 10 y sólo 4 en la misma posición que él les asignó. Me une a
Hevelius la pasión por la Luna y ¡por la cerveza!. Durante muchos años he sido coleccionista de etiquetas y posavasos de cerveza, en el desván de la casa de mis padres todavía conservo mi colección, con cerca de 4.000 posavasos y unas 10.000 etiquetas de botellas de todo el mundo (entre ellas
esta curiosa etiqueta polaca).
Hevelius había heredado una gran fortuna de su padre, lo que le permitió dedicarse de forma desahogada a su mayor afición: la Astronomía, a diferencia de otros astrónomos de su época, como
Langrenus, que dependían enteramente del mecenazgo real para sus estudios.
Alrededor de 1640
Hevelius estableció un observatorio privado, llamado
Sternenberg, que era la envidia de la realeza europea. El observatorio además de inmumerables instrumentos ópticos y de medida, sextantes, cuadrantes, disponía de su propio taller óptico y de una imprenta. Este despliegue de medios inusitado para la época, dotó a Hevelius de la libertad suficiente para llevar a cabo un trabajo astronómico sin precedentes. En su interior albergaba un telescopio de 46 metros de longitud, piénsese por un momento lo que debía significar utilizar un telescopio de tal envergadura, movido a través de una serie de grúas, cuerdas y poleas. La razón del desmesurado tamaño de los telescopios de esta época debemos buscarla en las dificultades técnicas con las que se encontraban los ópticos. Mediante lentes con muy poca curvatura conseguían evitar en buena medida la aberración cromática y la aberración esférica, pero el precio que había que pagar eran unas distancias focales desmesuradas. Pero este colosal tamaño impedía su uso, cualquier leve brisa daba al traste con las observaciones. Lógicamente
Hevelius, a pesar de su paciencia y entusiasmo ilimitados, sólo pudo utilizar este monstruo ocasionalmente. Lamentablemente su observatorio fue pasto de las llamas en 1679.
En 1647, publicó
Selenographia, un espléndido libro sobre la Luna que costeó él mismo, hizo un buen número de ejemplares, con lo que el tomo tuvo una amplia difusión. En él recogía sus propias observaciones, 40 láminas de las diferentes fases lunares grabadas al cobre por él mismo y tres mapas principales de unos 29 centímetros de diámetro con la nomenclatura de las formaciones. Éste fue, después del mapa de
Langrenus, el segundo gran mapa de la historia de la cartografía lunar. Los grabados de las fases lunares de
Hevelius se convirtieron en la obra de referencia durante casi un siglo. Su cartografía lunar es el primer atlas detallado de otro mundo y contiene casi 500 páginas de explicaciones y un glosario de 275 formaciones lunares a las que puso nombre. Además, en su obra aparecen grabados de los telescopios que utilizó, que ofrecen una valiosísima información sobre la tecnología de su época, asímismo los primeros capítulos constituyen una auténtica guía para el manejo de un telescopio. Cuentan las crónicas que cuando el papa
Inocencio X vio el mapa se lamentó de que fuera la obra de un hereje (
Hevelius era protestante). Para
Hevelius la herramienta definitiva para el estudio astronómico es el ojo humano, al que confío toda la labor, a despecho incluso del uso de instrumentos de medida que demostraron ser menos precisos que la dotada visión del astrónomo.
La imagen anterior muestra uno de los mapas lunares de su obra. El doble borde demuestra que
Hevelius conocía los efectos de la libración, bautizó 286 cráteres, montañas y mares, entre ellos los
Promontorium Acherusia,
Promontorium Aenarium,
Cabo Agarum,
Montes Alpes y
Montes Apenninus, que aún se conservan hoy día. Cuatro años después de su publicación apareció el mapa de
Grimaldi con la nomenclatura simplificada de
Riccioli y que es la que en buena medida seguimos utilizando en la actualidad. Tristemente la plancha de cobre grabada que sirvió para imprimir el mapa lunar de
Hevelius se fundió tras su muerte para fabricar una tetera.
Hay que tener en cuenta que el telescopio que utilizó los cuatro años de observaciones metódicas para confeccionar los mapas que aparecen en
Selenographia sólo permitían un aumento de 50X y tenía una distancia focal de 3,6 metros, lo que nos puede dar una idea de la dificultad de su trabajo. Es conocida su proverbial vista, se cuenta que llegaba a magnitud 7 a ojo desnudo.
Hevelius consideraba que la Luna era una mundo semejante a la Tierra (de hecho creía en la existencia de habitantes lunares, a los que bautizó como
"selenitas") y bautizó sus formaciones de acuerdo a la geografía del mundo clásico, con nombres como
Mar Mediterráneo,
Mar Adriático,
Mar Negro o
Mar Caspio. Estaba convencido de que las regiones más claras de la Luna estaban formadas por agua y las más oscuras por agua. En el centro de su
Mar Mediterraneo colocó
Sicilia, que aparece como una gran isla volcánica y en su centro el
"Monte Aetna", que corresponde al cráter conocido ahora como
Copérnico. Se trata de la primera comparación entre volcanes terrestres y cráteres lunares que nos encontramos en la historia de la Astronomía, y sin duda no será la última.
Además de sus contribuciones en el campo de la Selenografía, también fue el descubridor de 4 cometas, utilizó la rotación de las manchas solares para determinar con precisión el período de rotación solar, realizó un catálogo estelar y fue quien puso nombre a la conocida estrella variable
Mira.
Después de su muerte, su segunda esposa,
Catherina Elisabetha Koopman, publicó
Prodromus Astronomiae compuesto por tres partes, un libro de observaciones no editadas, el catálogo
Catalogus stellarum fixarum y el
Firmamentum Sobiescianum un atlas de constelaciones. El
Prodromus contiene un catálogo de 16 objetos de aspecto nebuloso, de los que sólo
M31 y
M44 son realmente objetos de cielo profundo, lo que no impidió que algunos astrónomos como
Messier dedicaran un ingente esfuerzo en vano por encontrar los demás.
Como reconocimiento a su labor astronómica se ha designado el cráter
Hevelius (2.2N, 67.6W, 115.0 km diámetro, designado en 1935) así como el asteroide (5703)
Hevelius, descubierto el 15 de noviembre de 1931 por
K. Reinmuth en Heidelberg.
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2005-05-13, 22:38 | 10 comentarios