Hoy os quería contar una
batallita de mis años de instituto. En segundo y tercero de BUP tuvimos clase de informática, a estas alturas esto es algo normal, pero a mediados de los años 80 un ordenador era poco menos que un artilugio omnipotente al que sólo veíamos en las películas.
Recuerdo que la primera vez que nos sentamos frente a un ordenador, un
Commodore VIC20 alguien tecleó "¿Quién descubrió América?", estábamos convencidos de que la computadora daría la respuesta correcta y nos abrumaría con muchos datos, pero la respuesta fue más escueta:
Syntax error
Así que con esta anécdota tan simple se nos cayó la venda de los ojos y pronto aprendimos lo que era un programa y dimos nuestros primeros pasitos en programación en BASIC, que era lo que se llevaba entonces.
A finales de aquel curso mis padres me regalaron un ordenador, un
MSX. Pasé buena parte del verano haciendo programas y copiando los programas de astronomía que se publicaban en
Tribuna de Astronomía. Ni que decir tiene que me pasaba horas y horas escribiendo comandos y probando resultados. Cuando llegó el curso siguiente el profesor de informática propuso hacer un programa para resolver ecuaciones de segundo grado, pero a mi aquello me pareció muy infantil. El profesor, un poco divertido, me dijo que si le proponía un trabajo más interesante lo tendría en cuenta. Así que sin pensarlo un instante, mi muy mejor amigo y
alter ego Juan Antonio y yo, decidimos hacer un simulador gráfico del Sistema Solar. Hacer un programa con gráficos para un
Commodore 16 tenía su complicación, hacerlo en
MSX resultaba más fácil, pero en
Commodore había que dibujar puntos y luego borrarlos. Aprendimos mucho con ese proyecto, la fórmula fundamental en la que residía el algoritmo era la conservación del momento angular en el Sistema Solar. Los datos de partida eran las masas del Sol y de los planetas y las distancias al Sol, con eso y un buen número de fórmulas conseguimos crear una simulación 100% realista. Fueron conceptos nada fáciles para dos chavales de 3º de BUP, pero el entusiasmo que teníamos pudo con todas las barreras. El simulador del movimiento planetario quedó precioso y nos valió un sobresaliente en la asignatura.
Pasé muchas horas con nuestro simulador, cambiando masas de los planetas, distancias, la masa del Sol, dibujando líneas entre los planetas y descubrí algo que me llamó poderosamente la atención y para la que mis profesores no encontraban explicación. Al trazar consecutivamente la línea que unía dos planetas cada cierto tiempo, se generaba el dibujo de una estrella, creo recordar que hallé una relación no demasiado complicada entre los períodos de los planetas y el número de puntas de la estrella. Aquel hecho suponía un orden oculto entre los períodos planetarios, una belleza subyacente que no era obvia a simple vista.
Ahora, dieciséis años después me he topado con una breve obra que habla de estos dibujos. He disfrutado mucho de su lectura y quisiera recomendarlo. Se titula
El Libro de las Coincidencias: La misteriosa armonía de los planetas el autor es
John Martineau
En este delicioso librito se explica cómo las relaciones espacio-temporales entre las órbitas planetarias se ajustan a sencillas proporciones. Cómo venus dibuja un pentagrama cada ocho años y un montón de curiosidades más. Los pentagramas o estrellas de cinco puntas están también relacionados con la
razón aúrea o
divina proporción. La razón aúrea aparece en los lugares más insospechados, en las espirales de los girasoles, en las conchas de los caracoles, en las proporciones de los edificios clásicos...y ¡en la Luna!.
Sobre la razón aúrea hay muchísima literatura, no siempre seria. Puedo recomendar un excelente libro de
Mario Livio titulado
The Golden Ratio : The Story of PHI, the World's Most Astonishing Number.
Quizás exista una razón biofísica subyacente tras la aparición de esta proporción aúrea en tantos lugares insólitos. No se trata de magia, sino de una necesidad natural que obedece a unas leyes simples. Si este motivo oculto existe, todavía no se conoce, pero sin duda su estudio resulta apasionante.
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2005-11-04, 13:35 | 4 comentarios