En la actualidad,
Edvard Munch (1863–1944) es sobre todo conocido por su cuadro
El Grito, pero hace un siglo la fama del pintor noruego estaba en gran medida relacionada con su idílica obra
Muchachas en el muelle.
A pesar de haber sido una obra apreciada, hay dos elementos en el cuadro que han intrigado a sus admiradores durante todos estos años: el globo amarillo que
Munch colocó en el cielo y que distintos entendidos han identificado unas veces como el Sol y otras como la Luna, y la misteriosa ausencia de este globo en la imagen especular reflejada en las aguas del tranquilo fiordo noruego.
Mediante una combinación de astronomía forense y de investigación histórica al viejo estilo,
Don Olson y
Russell Doescher de la
Texas State University, con la ayuda de la estudiante
Beatrice Robertson, han identificado inequívocamente que el disco que aparece en el cuadro es la Luna cuando se está poniendo. Además, los investigadores dieron con una demostración física simple que explica la extraña ausencia de la Luna en el paisaje reflejado. Los detalles del hallazgo se publicarán en el número de mayo de
Sky & Telescope.
Munch creó al menos 20 variaciones de la escena de
Muchachas en el muelle, de las cuales la primera se cree que es la que se encuentra en la
Galería Nacional de Oslo en Noruega, datada en 1899 o 1901. Para comprobar sus teorías, los investigadores viajaron a Åsgårdstrand, un lugar de vacaciones en Noruega en el que
Munch vivió y pintó durante este tiempo. Allí, en la costa del fiordo, encontraron las casas, la valla y los árboles prácticamente igual que aparecen en el cuadro de
Munch.
"
Åsgårdstrand está bastante al sur del Círculo Polar Ártico, así que sabíamos que el disco amarillo no podía ser el Sol de medianoche" señaló
Olson, quien previamente había aplicado estas técnicas de astronomía detestivesca para explicar los tonos rojizos del cielo de
El Grito con la gran erupción volcánica del
Krakatoa en 1883. "En
Åsgårdstrand, cerca del solsticio de verano tienen lo que denominan “luces nocturnas”, es decir que tienen un crepúsculo de medianoche, que causa que no se haga completamente de noche”.
Las claras noches de verano significaban que el objeto amarillo podría ser el Sol o la Luna. Después de determinar la posición desde la que se pintó el cuadro mediante antiguas fotografías del puerto y cálculos topográficos, los investigadores establecieron la ruta del Sol y de la Luna por el cielo estival noruego. Los resultados fueron claros.
“La puesta de sol caería al norte del muelle, muy a la derecha de la posición del artista, mientras que la Luna llena de verano quedaría muy baja en el cielo y se situaría exactamente donde la pintó”, señala Olson. “Esto nos dice que el disco amarillo debe ser la Luna llena”.
Después del trabajo de campo en
Åsgårdstrand, el equipo analizó algunas cartas confusas escritas por
Munch en 1902 en las que llama al cuadro
Noche de verano, lo que refuerza la conclusión de los investigadores de que la pintura es una escena nocturna y que el disco representa sin duda a la Luna.
Una vez que estuvo claro que en el cuadro aparecía la Luna, los investigadores se centraron en la segunda y más intrigante cuestión: ¿Por qué no se refleja en el agua?
Durante años, diversos eruditos han explicado que la ausencia de reflexión era una licencia artística, simbólica de mala memoria o clave para el balance emocional de la escena.
Olson recurrió a un libro de
Marcel Minnaert, un pionero en el campo de la óptica atmosférica. En el libro de
Minnaert no sólo encontró una explicación del fenómeno, sino también un diagrama en el que las circunstancias del cuadro de
Munch coincidían con una precisión asombrosa.
“Cuando vimos el diagrama del mismo fenómeno que ilustra el cuadro, fue casi inquietante”, recuerda
Olson. “El punto clave es que el ojo se sitúa a unos 3 metros sobre el nivel del agua, la superficie reflectante. La luz de la Luna puede llegar directamente al observador, cuyos ojos están por encima del muelle, pero la luz de la Luna que se reflejaría en el agua es bloqueada por la casa".
“Todo ello está provocado por el hecho de que el ojo del observador está por encima del nivel del agua. Si pudieras poner el ojo justo al nivel del agua, verías lo mismo tanto arriba como abajo. Pero al estar desplazado, esto provoca una asimetría”. “No somos los primeros en descubrir este fenómeno óptico, es bien conocido. Pero hemos sido los primeros en aplicarlo a un cuadro de
Munch. Es una explicación física de porqué falta el reflejo, no una explicación psicológica, ni simbólica.
Los cálculos del equipo explican varios cambios sutiles en la perspectiva de la línea del tejado y la chimenea de la casa también reflejada en el fiordo, la precisión y el detalle del artista a la hora de representar la noche de verano y su reflejo en el agua han impresionado a los investigadores.
Libremente traducido de Celestial Sleuths Solve Another Munch Mystery
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2006-03-23, 14:19 | 5 comentarios