Hace un par de fines de semana, un grupo de aficionados a la Astronomía nos reunimos en el
Valle de los Pedroches para disfrutar otra vez más (y van cinco, las anteriores:
1,
2,
3,
4) de los privilegiados cielos de esta comarca del norte cordobés. El lugar elegido fue una casa rural llamada
Ventorro de Sales, a pocos kilómetros de
Pozoblanco.
En la foto de grupo faltan
Rafa Benavides,
Manolo Diéguez y
Pepe Urbano, que sólo asistieron la primera noche. Y también
Víctor Dekert, que llegó más tarde.
A la puesta de Sol comenzamos a montar los equipos, para que en cuanto oscureciese todo estuviera listo. Montar los telescopios rodeado de tantos amigos crea una excitación especial, diferente a cuando uno está solo, ante la expectativa de probar nuevos accesorios o de observar nuestros objetos favoritos con ese telescopio de mayor abertura o calidad óptica y que, para qué negarlo, despierta nuestra envidia sin paliativos.
El primer objeto de la noche es
Júpiter, el mayor de los planetas de nuestro Sistema Solar, que a pesar de estar muy bajo sobre el horizonte, nos ofrece algunas magníficas vistas. Así que todos los telescopios apuntan al mismo blanco y las cámaras Web empiezan a trabajar.
Pero en unos cielos tan oscuros todos esperamos lo mismo: disfrutar del cielo profundo. Y el deleite lo va a proporcionar el magnífico dobson de
Víctor Dekert. He visto cómo se entrelazan los filamentos de la
Nebulosa del Velo como si las viera en una fotografía y las vistas de los cúmulos globulares o las nebulosas planetarias han sido simplemente soberbias. Es tanta la diferencia que hay entre las aberturas habituales con lo que permite vislumbrar un espejo de 518 mm que sorprende objeto tras objeto.
La observación de la
nebulosa Ojo de Gato me sobrecoge, el color verde, señal de la presencia de oxígeno doblemente ionizado
OIII, es tan evidente como en el mostrador de una verdulería. Sin embargo, en la
nebulosa Saturno predomina también el azul. Otro objeto que destaca por su inefable belleza es NGC 891, una galaxia de canto que en otras aberturas pasa desapercibida.
Víctor es un maestro de la construcción de telescopios, pero no es el único de la reunión que disfruta entre esmeriles y abrasivos.
Emilio Hidalgo, posa en la imagen siguiente con sus tres flamantes "hijos" y sus orgullosos propietarios. Tres telescopios hermanos de diseño
Dall-Kirkham que se reunen por primera vez.
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Durante la noche hice algunas fotografías, como esta conocida toma de trazos de la Estrella Polar, que no por vista deja de tener su encanto.
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Poco antes del amanecer una preciosa
Luna en cuarto menguante hace su aparición, cerca de
las Pléyades, un perfecto punto final para un par de noches excepcionales.
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2006-08-03, 00:04 | 5 comentarios