Hemos pasado unos días recorriendo el Norte de Italia (
Milán,
Verona,
Bérgamo), como sabéis mis viajes siempre tienen una vertiente astronómica, así que los próximos artículos estarán relacionados con este viaje.
La magnífica solería del mármol de la
Catedral de Milán (Il Duomo) se ve interrumpida por una línea de bronce que recorre casi toda la anchura del edificio y sigue por la pared de la izquierda elevándose unos tres metros desde el suelo en la parte correspondiente al solsticio de invierno. Se trata de una línea meridiana utilizada fundamentalmente como estación cronométrica para que los parroquianos pusiesen en hora sus relojes al mediodía.
Antes del siglo XVIII las meridianas se utilizaban para realizar mediciones del movimiento del Sol; a partir de esta época, las mejoras en la construcción de las monturas y de las lentes permitieron utilizar los telescopios como instrumento para este fin.
La línea es una cinta de bronce con mármol blanco a los lados. Los signos del zodiaco están marcados a intervalos determinados a lo largo de la línea del meridiano. Hay un pequeño agujero en la pared que se puede ver en lo alto de la capilla que hay a la derecha de la entrada. Al mediodía la luz del Sol entra por el agujero y su pasa por la línea de bronce exactamente al mediodía marcando la época del año. En la pared izquierda se muestra una tabla con las horas del mediodía solar (además de las horas de orto y de ocaso).
La línea fue calculada y diseñada por los astrónomos del
Observatorio Astronómico de Brera. Este importante observatorio comparte edificio con la famosa
Pinacoteca di Brera, que alberga algunas de las más grandes joyas del arte occidental como, por ejemplo, el famoso
Cristo yacente de
Andrea Mantegna o
Los desposorios de la Virgen de
Rafael.
En febrero de 1760,
Giuseppe Bovio y
Domenico Gerra, dos jesuitas que enseñaban filosofía a los seminaristas y a los vástagos de la nobleza del colegio de Brera observaron con un pequeño telescopio el paso de un cometa. Poco tiempo después, el padre
Pallavicini, rector del colegio se aseguró la colaboración de
Ruggiero Boscovich, otro jesuita de origen croata, brillante astrónomo y gran arquitecto.
Boscovich se lanzó a la aventura de fundar un observatorio dejando su cátedra de matemáticas en Pavía. En poco tiempo se proyectó la reestructuración del ala sudeste del histórico
Palazzo di Brera, en el
Museo de la Ciencia Leonardo da Vinci de
Milán (al que dedicaré próximamente un artículo) se puede ver una maqueta del diseño original de
Boscovich que fue director del observatorio.
En 1770
Boscovich es nombrado oficialmente director del nuevo
Observatorio Astronómico de Brera. Unos tres años más tarde el papa
Clemente XIV disolvió la orden de los jesuitas con lo que el observatorio pasó a manos estatales, donde ha permanecido hasta nuestros días. por cierto,
Boscovich es el nombre de un cráter lunar situado cerca del
Mare Vaporum.
Enlace
2006-10-24, 22:19 | 13 comentarios