Anoche, a pesar del frío y de las nubes altas, pude disfrutar de una noche con una transparencia poco habitual. Hacía tiempo que quería observar con detalle el pequeño cráter
Copernicus H, (4,6 km de diámetro) interesante por ser un cráter de halo oscuro. Los alrededores del cráter están formados por cristales volcánicos muy oscuros que no son propios de esa zona, eso lo convierte en una formación de especial interés. El cráter se encuentra en las inmediaciones de
Copernicus.
Los estudios espectroscópicos han evidenciado que el material de este cráter coincide con las cenizas volcánicas del
Sinus Aestuum y del
Mare Vaporum. Parece ser que el impacto causante del cráter
Copernicus H extrajo material del subsuelo y creó una sábana de material de eyección oscuro en una zona de superficie más clara.
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Copernicus H es el pequeño cráter indicado por la flecha. Si te fijas, verás que hay una zona de material oscuro alrededor del cratercillo, especialmente en drección sureste.
Otra de las zonas que estuve observando fue la de los
Montes Recti, una cordillera denominada así por su forma inequívocamente recta. Tiene cumbres que alcanzan los 1800 metros y 90 kilómetros de longitud.
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En el interior del cráter
Plato se pueden observar hasta cinco de los famosos
cratercillos de Plato.
También hice algunas fotografías de la siempre atractiva
Rupes Recta que cada día de la lunación presenta un aspecto muy diferente.
Eso es precisamente lo que me fascina del estudio de la
Luna, no hay dos días en que los cráteres tengan exactamente el mismo aspecto. La influencia de las distintas
libraciones y la altura del
Sol hacen que las sombras varíen minuto a minuto y que de una lunación a otra no sean exactamente iguales. Algunas noches, como la de ayer, una atmósfera tranquila permite disfrutar del panorama desolado y sobrecogedor que ofrece la
Luna al telescopio, capaz de impresionar incluso al observador más acostumbrado.
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2006-12-30, 18:28 | 6 comentarios