Es posible que ésta sea la historia más disparatada de las que he escrito para esta bitácora. Ejem...bueno, vale, si no contamos la de
El Santo Prepucio y los anillos de Saturno.
En 1954,
Jenaro Gajardo Vera, un abogado chileno de 35 años registró la propiedad de la
Luna ante el Conservador de Bienes Raíces de
Talca (Chile), adueñándose de nuestro satélite.
Gajardo, que había nacido en 1919 en
Traiguén, se trasladó en 1951 a la localidad de
Talca para trabajar como abogado. Era un hombre inquieto, de múltiples intereses y se dedicó a la creación de la
Sociedad Telescópica Interplanetaria, una sociedad cuyo interés principal consistía en
“formar un comité de recepción a los primeros visitantes extraterrestres…”.
En la ciudad había un club que reunía a lo más selecto de la sociedad local, el
Club Talca pero una de las cláusulas para ingresar en él, además de contar con una profesión o posición social acorde, consistía en ser propietario de algún bien raíz. Camino de casa y ante la imagen de la
Luna llena que ascendía por el horizonte, se le ocurrió un plan: reclamar la
Luna como propia. El 25 de septiembre de 1954, sin vacilación, se presentó ante el notario de
Talca,
César Jiménez Fuenzalida y le solicitó dejar constancia de que se declaraba dueño de la
Luna, para lo cual acreditaba que lo era desde antes de 1857 (fórmula usada en la época para sanear terrenos sin título de dominio) del satélite natural de la
Tierra, describiendo sus medidas y límites.
El documento rezaba así:
Jenaro Gajardo Vera, abogado, es dueño, desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores, del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475.00 kilómetros, denominada LUNA, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, Oriente y Poniente, espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es soltero.
Jenaro Gajardo Vera
Carné 1.487.45-K Ñuñoa
Talca, 25 de Septiembre de 1954.
Los trámites le costaron 42.000 pesos de la época, una pequeña fortuna para tamaño disparate, pero una vez con las escrituras de su nueva propiedad fue aceptado por los miembros del
Club Talca.
La historia fue publicada en periódicos de medio mundo y la noticia llegó a oídos de la siempre atenta administración tributaria. Lo visitaron un par de inspectores para solicitar el pago del impuesto de propiedad correspondiente.
Gajardo les dijo que no había ningún problema, pero que antes era necesario (según la normativa vigente) que fueran al lugar para realizar las medidas pertinentes y poder realizar una tasación adecuada. Por supuesto Hacienda no volvió a insistir sobre el asunto.
En su testamento
Jenaro Gajardo legó la
Luna a la Humanidad, así que desde 1998, fecha de su muerte, la
Luna se ha quedado sin dueño. Una leyenda urbana bastante difundida asegura que el propio presidente de los EE.UU.
Richard M. Nixon solicitó permiso al abogado para el alunizaje de la sonda
Apollo XI en 1969.
El
Tratado del Espacio Ultraterrestre de la
ONU, firmado en 1967 por 90 países , entre ellos
Estados Unidos y
Rusia (y
España que lo ratificó en 1968), prohíbe registrar como propio o comprar objetos más allá de la Tierra. Cualquier compra, por lo tanto, sería contraria al derecho internacional.
No obstante proliferan las empresas que se dedican a vender parcelas lunares a los incautos. Por ejemplo
Tierra lunar (versión en español de
The Lunar Registry),
Moon Estates (4000 m
2 por unos 25 euros) o
Lunar Embassy. Aunque parezca increíble,
Lunar Embassy supera los 6,75 millones de dólares en ventas de parcelas. Quizás nos encontremos ante el timo del siglo (seguido muy de cerca por el timo de las empresas que se dedican a poner tu nombre a una estrella). Más detalles
aquí.
Artículo realizado con información de Jaime González Colville en El Amaule, La Luna, un negocio redondo y de Icarito.
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2007-02-07, 10:42 | 12 comentarios