Entre las animadas calles del barrio latino de
Copenhague se alza uno de los templos astronómicos de mayor solera del continente europeo: la
Rundetårn o
Torre Redonda.
La torre data de 1637 y fue un encargo del rey
Christian IV (1588-1648) de
Dinamarca al arquitecto
Hans Steenwinkel el Joven. Además de la torre, el complejo contaba con una iglesia para los estudiantes y una biblioteca universitaria.
En la parte superior de la fachada de la
Torre Redonda hay una inscripción dorada, un jeroglífico que se interpreta como
"Que Dios dé la debida sabiduría y justicia al corazón del Rey coronado, Christian IV, 1642". 1642 fue precisamente el año en que se terminaron las obras de la torre.
Siguiendo el modelo del observatorio que
Tycho Brahe, el gran astrónomo danés, tuvo en la isla de
Hven, se levantaron cinco pequeñas casetas astronómicas y se instalaron instrumentos de medición astronómica, principalmente cuadrantes y sextantes.
Longomontanus, un discípulo de
Tycho, se convirtió en el primer director de la
Torre Redonda. Otro destacado astrónomo que trabajó en el observatorio fue
Ole Rømer (1644-1710), uno de los primeros astrónomos en determinar el valor de la velocidad de la luz midiendo los tiempos de los eclipses de los satélites de
Júpiter. Hasta 1861 funcionó como observatorio astronómico de la
Universidad de Copenhague. Hoy día la contaminación lumínica de la ciudad ya no permite utilizar el observatorio profesionalmente, pero todavía cualquier interesado en observar el cielo con un telescopio puede participar en los programas de observación abiertos al público. Por tanto el observatorio sigue funcionando como tal, lo que lo convierte en el más antiguo de Europa, superando en 25 años al prestigioso
Observatorio de París.
Actualmente la
Torre Redonda es uno de los atractivos turísticos de
Copenhague, desde la torre, a casi 35 metros de altura, se contempla una de las mejores vistas de la ciudad.
Para llegar arriba no hay que subir escaleras, salvo en el tramo final. Se asciende mediante una rampa en espiral de 209 metros de longitud y más de 4 metros de anchura.
La rampa en espiral facilitaba la subida de los pesados libros a la biblioteca mediante carros. En la actualidad se utiliza una de las competiciones más disparatadas de Europa: una carrera anual de monociclos.
En el último tramo de la rampa se encuentra un interesante planetario mecánico obra del citado
Ole Rømer, construido en
París alrededor de 1675. Tras su regreso a
Dinamarca lo colocó en el observatorio con fines educativos. El planetario era horizontal y se hacía funcionar mediante una manivela.
El planetario quedó gravemente dañado durante el "gran incendio" de
Copenhague en 1728, pero fue reconstruido en 1740. En 1822, se colocó en la rampa en espiral donde se puede observar todavía. Para convertirlo en planetario vertical, los radios de las órbitas de
Júpiter y
Saturno se tuvieron que reducir a la mitad. En 1929 se conectó a un sistema de relojería para que el movimiento fuese automático. Actualmente el planetario muestra las posiciones de los planetas del Sistema Solar.
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2007-09-16, 19:48 | 0 comentarios