En cada cultura, las leyendas populares y la mitología describen distintas figuras en la Luna. Una de las más conocidas es el hombre de la Luna. En efecto, algunas formaciones de la superficie lunar permiten imaginar los ojos y la boca de una cara que nos mira desde el cielo cuando la Luna está llena.
El hombre de la Luna es un motivo folclórico muy difundido en todo el mundo. En Europa antiguamente se creía que este hombre tenía una influencia maligna y que era capaz de preñar a las mujeres que dormían a la luz de la Luna, de ahí el temor que todavía existe en algunas zonas rurales de dormir bajo la Luna.
Entre los diversos animales que los diferentes pueblos han visto en la Luna, el más difundido es la liebre. La conexión lunar está relacionada con el período de fertilidad del animal, aproximadamente equivalente al ciclo lunar. La liebre de la Luna aparece en culturas muy separadas entre sí, lo que nos da una idea de que se trata de una tradición muy antigua. La liebre aparece en África, México, el Tibet, India, desde donde pasó a China y Japón a través de una historia relacionada con el budismo que ya hemos contado aquí,
El regalo de la liebre.
Otros animales presentes en las leyendas lunares son el escarabajo, la lechuza, el murciélago, la araña, la serpiente, la rana, el zorro, la vaca, el perro, el lobo, el gato, el oso, distintos pájaros, el jaguar y el león. Los patrones de los mares y tierras altas de la Luna incluso permiten ver distintas formas según la fase o la inclinación de la Luna en su camino por el cielo. Estos animales suelen asociarse a la Luna en virtud de algún parecido físico o de comportamiento, por ejemplo los animales nocturnos o aquellos que se ven afectados por la luz de la Luna; los animales acuáticos, ya que las mareas dependen de la Luna; los que tienen cuernos, como las primeras fases de la Luna o aquellos que cambian de forma como lo hace nuestro satélite.
La relación con el escarabajo también es muy antigua. Como sabéis, el escarabajo pelotero, era un animal sagrado en el antiguo Egipto. Se cree que aunque representaba al dios Sol,
Jepri (el escarabajo empujaba el disco solar igual que los escarabajos empujan su bola de estiércol), recibió su poder de la Luna cuando enterró su bola durante 28 días, es decir, un ciclo lunar completo.
Mi figura favorita, ya lo sabéis, es
El Beso en la Luna, muy famosa a finales del siglo XIX y quizás la más fácil de reconocer de las que aparecen en este artículo. El descubrimiento se atribuye a un poeta italiano,
Filippo Zamboni, que en 1880 reconoció la figura y en 1912 escribió
Il bacio nella Luna donde dice:
"E' plenilunio, prendete un binocolo e fatevi a considerare il disco della Luna nel cielo.
... Senza grande lavorio della fantasia coglierete il vasto profilo della testa capelluta dell'uomo rivolta a sinistra.
All'opposto semicerchio rileverete la rotonda testina della donna ...
Essa e' di faccia, un po' inclinata, perduta in un mare di capelli.
Di lei si scorge l'occhio, la guancia ed un filo de' labbri avvicinati al labbro di lui. ...
Cosa eterea; i volti, un ineffabile sorriso e la donna ancora più bellissima donna.
Adunque lassu', nel ciel della Luna, vi sono gli archetipi dell'uomo e della donna ..."
Comparando la imagen anterior con una foto de la Luna llena y con un pequeño esfuerzo de imaginación quizás no sea tan difícil ver al amante. La mujer es más difícil de imaginar, pero cuando miramos la Luna de verdad, no en una foto tan detallada, resulta más fácil.
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2008-03-14, 22:29 | 8 comentarios