En el parque de
La Perle du Lac, a orillas del lago
Léman en
Ginebra, se encuentra la
Villa Bartholoni, un edificio neoclásico de 1828 decorado con frescos de estilo pompeyano que acoge un interesante museo único en
Suiza: el
Museo de Historia de las Ciencias.
El museo exhibe una interesantísima colección de instrumentos científicos antiguos (microscopios, barómetros, relojes de sol, astrolabios, etc.) y de libros y documentos provenientes de las familias de los eruditos y científicos ginebrinos; en particular las colecciones
De Saussure y
Pictet.
La colección de instrumentos de medición y máquinas eléctricas hace un interesante recorrido por los orígenes de la electrotecnia. Se exhiben distintos tipos de pilas, motores, galvanómetros, etc. Pero permitidme que me centre en la astronomía, a la que el museo dedica varias salas.
En la primera de ellas se exhiben los antiguos instrumentos del observatorio de Ginebra, creado en 1772 por el astrónomo y matemático ginebrino
Jacques-André Mallet (1740-1790) con sus propios fondos y situado antiguamente en el bastión de Saint Antoine. En 1826 fue trasladado al centro de la ciudad, frente al actual
Museo de Arte e Historia. Desde 1966 el
observatorio de Ginebra se encuentra en
Sauverny, a varios kilómetros de la capital.
Entre los objetos de la sala destacan una serie de relojes muy precisos, diseñados específicamente para Astronomía, y el denominado telescopio de "meridiano", que permite observar desde un lugar determinado el paso de una estrella por el meridiano. Los telescopios, de 1 y 3,30 metros respectivamente y fabricados por
Dollond, fueron utilizados por
Mallet durante su expedición a
Laponia en 1769 para observar el
tránsito de Venus frente al Sol, con el objetivo de determinar de forma precisa la unidad astronómica, es decir, la distancia del
Sol a la
Tierra.
En el centro de la siguiente sala, suntuosamente decorada, se muestra un precioso planetario inglés de 1775 construido en madera, bronce y marfil. El sistema, accionado por un mecanismo de relojería, permite reproducir con exactitud los movimientos de los principales cuerpos del Sistema Solar.
En una vitrina se pueden ver tres telescopios de bronce de la segunda mitad del siglo XVIII de
tipo gregoriano y newtoniano.
Siendo
Ginebra uno de los principales centros de fabricación de relojes de
Suiza no es extraño que una buena parte de la colección del museo esté dedicada a los relojes de sol. Algunos de ellos tan curiosos como el
cañón de mediodía.
La colección, bastante completa, muestra cuadrantes ecuatoriales, horizontales, verticales, múltiples, dípticos, analemáticos, anillos astronómicos,e incluso la
Navicula de Venetiis un reloj de sol muy poco habitual, desarrollado en Europa en la Edad Media aunque se cree que es de origen árabe.
La colección se completa con esferas armilares, telurios y globos celestes de distintas épocas. Todo un recorrido por la historia de los instrumentos astronómicos en varias salas.
En el exterior del museo hay una meridiana que se puede utilizar como reloj de sol. En este caso es el propio visitante quien actúa como gnomon colocándose en el lugar correspondiente. Su propia sombra es la que nos permite deducir la hora.
La entrada al museo es gratuita y en el exterior hay algunos aparatos que tienen como objetivo despertar la curiosidad del visitante y animarlo a descubrir más en el interior. Una iniciativa más que loable.
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2008-05-09, 22:25 | 6 comentarios