Hace unos días tuve ocasión de explicar los mitos celestes que rodean a algunas constelaciones en el
planetario de Cardeña. Algunos de mis alumnos del curso de
Historia de la Astronomía se quejaban de lo complicado que es reconocer las constelaciones en el cielo. Decían que el parecido de, por ejemplo, las estrellas de
Aquila con un águila era demasiado vago para ser recordado después.
Les conté que en cada cultura ha visto el cielo de una forma totalmente diferente. El
planetario nos permitía ver el cielo con las constelaciones tradicionales de los antiguos chinos, de los egipcios, los polinesios o los inuit, entre otras culturas.
Las constelaciones son agrupaciones arbitrarias de estrellas, no corresponden con nada físico y cada pueblo ha visto en el cielo una historia distinta.
Desde la época de los griegos se han introducido constelaciones nuevas, algunas han desaparecido y otras han pervivido hasta la actualidad. Entre los proyectos de cartografiar el cielo cambiando todas las constelaciones tradicionales destaca la obra
Coelum Stellatum Christianum. En este atlas celeste
Julius Schiller (1580 – 1627) un abogado de Ausburgo, amigo de
Johann Bayer, sustituyó las doce constelaciones zodiacales por los doce apóstoles, las constelaciones del hemisferio norte por figuras del Nuevo Testamento y las del hemisferio sur por otras del Antiguo Testamento.
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Orión se transforma en
San José, el río
Eridano pasa a ser el
Mar Rojo y la
nave de los Argonautas se convierte en el
Arca de Noé.
San José entre las estrellas de Orión
El Arca de Noé
Su propuesta no tuvo éxito, afortunadamente, y gracias a ello podemos disfrutar de un cielo plagado de mitos mucho más antiguos que el Cristianismo.
Desde 1926 la
Unión Astronómica Internacional ha dividido oficialmente la esfera celeste en 88 constelaciones con límites precisos, de forma que cualquier objeto celeste queda dentro de los límites de una constelación.
¿Ha habido más intentos de cambiar el cielo después de esta declaración oficial? Pues sí, en 1944,
Alan Patrick Herbert, un excéntrico escritor inglés, publicó
"A Better Sky, or, Name This Star", un libro en el que explicaba su propuesta de cambiar los nombres de estrellas y constelaciones para que fueran más reconocibles y más fáciles de aprender para los estudiantes británicos.
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En su mapa se pueden ver las constelaciones Canada, The Tyrants, Europe Regained, China, The Airman, The Music Maker, Science, The Gorgeous East, The Story-Teller, The Poet, The Painter, The Islands, The Jester, South America, Australasia, The Player, The Doctor, Russia, The Philosopher, Great Britain, The Statesman, The Soldier, The Traveller, The Sailor, South Africa, The Rebels, The Heroes, King’s Cross, The Children’s Corner, The Women y United States.
En la constelación
The Tyrans (Los tiranos) encontramos a Hitler, Mussolini, Robespierre, Kublai Kan, Atila o Tamerlán entre las estrellas de la constelación del
Dragón.
La
Osa Mayor se transforma en Gran Bretaña y los nombres de las estrellas del carro pasan a ser Handel, Reynolds, Wren, Johnson y Shakespeare. La constelación de
Leo se convierte en Rusia,
Cygnus en China ,
Cassiopeia en Estados Unidos,
Canis Major en Sudáfrica,
Scorpius en El Pintor y
Virgo se transforma en la constelación de El Doctor.
Con información del siempre recomendable Strangemaps y de Wikipedia
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2009-12-03, 13:51 | 6 comentarios