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Pastillas anti-cometa

Lo vi ayer en el Facebook de Neil deGrasse Tyson, hace ahora justo cien años nuestro planeta atravesaba la cola del cometa Halley. Aunque los científicos más serios descartaban el peligro, otros como Camille Flammarion aseguraban que la vida en la Tierra estaba condenada a la extinción, se corrió la voz de que el mundo se iba a acabar y en épocas de miedo siempre hay quien aguza el ingenio para sacar tajada.

En el recorte se puede ver el anuncio de unas pastillas anti-cometa que supuestamente neutralizaban el peligroso efecto del cianógeno, un gas venenoso que se suponía que iba a impregnar la Tierra. Durante el paso la cola llegó a medir cerca de 30 millones de kilómetros, un quinto de la distancia de la Tierra al Sol y rozó las capas superiores de la atmósfera, aunque realmente no había razón para alarmarse. El gas emitido está compuesto de 80% de vapor de agua, 17% de monóxido de carbono, 3-4% de dióxido de carbono, y el resto son trazas de hidrocarbonos. Estudios más recientes rebajan el porcentaje de CO2 al 10% e incluyen trazas de metano y amoniaco. El cianógeno se había detectado utilizando espectroscopia y como bien apuntaron muchos científicos de la época estaría tan enrarecido que no lo íbamos a notar. Ni que decir tiene que las pastillas se vendieron como churros y eso que costaban a un dólar la pieza.

Ya contamos por aquí que triunfaron las "máscaras anti-cometa", los paraguas protectores y otros artefactos supuestamente diseñados para protegerse de unas posibles emanaciones tóxicas. Hubo gente que se suicidó en Europa Central y Oriental, por la psicosis creada por los periódicos de que en el momento en que la Tierra pasase por dentro de la cola del cometa las personas de la Tierra quedarían envenenadas. Puede resultarnos cómico ahora, pero no olvidemos que a estas alturas no es raro encontrar gente convencida de que una pulsera de silicona puede mejorar el equilibrio.



Incluso se publicaron postales de despedida para conmemorar el fin del mundo. Esta rara postal en francés publicada en Alemania se anunciaba como "el souvenir oficial del fin del mundo, el 19 de mayo de 1910" e incluye los textos "Le dernier salut" (El último saludo) y "Au-revoir et merci" (Adiós y gracias).

Un comerciante ofrece viajes a la Luna (que tiene un letrero que dice algo así como es buena idea venir aquí) con un cañón,"Expedición a la Luna, gran velocidad, 200 francos el cañonazo".



Enlace 2010-05-20, 01:03 | 1 comentarios

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Comentarios

1
De: jorge Fecha: 2010-05-20 09:40

"...pero no olvidemos que a estas alturas no es raro encontrar gente convencida de que una pulsera de silicona puede mejorar el equilibrio."

La postal, preciosa.



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