En la ciudad de
Cabra, a unos 70 km de
Córdoba, se encuentra el
I.E.S. Aguilar y Eslava, un centro educativo que lleva formando a generaciones de escolares desde su fundación en 1679. Por sus aulas han pasado personajes de la talla del marino y científico
Dionisio Alcalá Galiano, los políticos
Blas Infante y
Niceto Alcalá-Zamora, el poeta de la Generación del 27
Pedro Garfias o el pintor montillano
José Garnelo y Alda. A principios del siglo XX trabajan en el centro algunos profesores vinculados a la
Institución Libre de Enseñanza, un ensayo pedagógico realizado en nuestro país de la mano de
Francisco Giner de los Ríos, que tuvo una notable influencia renovadora en la vida intelectual española. Entre estos profesores destaca
Juan Carandell y Pericay, catedrático de Historia Natural, que impulsó la celebración en
Cabra del
XIV Congreso Geológico Internacional (1926), donde se realiza un estudio exhaustivo de la sierra de Cabra. En una visita al centro, el ministro de Instrucción Pública,
Tomás Montejo y Rica declara que el Instituto de Cabra era
“uno de los primeros, si no el primero de España”.
Sin duda el centro merece una visita, destaca la parte noble del colegio, una casa-palacio del siglo XVII a la que se adosaron posteriormente otros edificios. Recientemente el
Museo Aguilar y Eslava se ha incorporado a las rutas del patrimonio educativo andaluz para ser visitado por grupos de escolares dentro de un programa de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. En el gabinete de Historia Natural se conservan las colecciones de minerales y rocas, botánica, insectos y de taxidermia de peces, aves y mamíferos. Este gabinete data del siglo XIX y a él han contribuido los profesores de ciencias que han pasado por el centro. El museo exhibe una interesantísima colección de material didáctico de finales del siglo XIX hasta mediados del XX.
El 27 de julio de 1895, fue nombrado director del Instituto de Cabra,
D. Francisco Garrido Hidalgo, catedrático numerario de Geografía e Historia. En la memoria de apertura del curso académico de aquel año leemos lo siguiente:
“El aula de Geografía ha hecho la importante adquisición de un Hemisferio celeste boreal pintado al óleo, que mide 3 metros, 30 centímetros de diámetro, y en forma esférica, sin el gravamen considerable que representa su confección para los fondos del Establecimiento, que solo tuvo que afrontar los materiales y gastos de instalación, siendo debida la ejecución material y técnica del pintado al estudio y laboriosidad del Catedrático de la asignatura D. Francisco Garrido, que vio recompensada su penosa tarea con un voto unánime de gracias por parte del Claustro de Catedráticos, quien lo hizo consignar en sus actas (…)”
El profesor Garrido. Cortesía de Salvador Guzmán
Aunque originariamente el planisferio estaba situado en el aula de Geografía, actualmente se encuentra en el despacho de dirección, un suntuoso despacho que más bien parece la sala de un museo.
El planisferio representa el cielo de
Cabra durante el solsticio de invierno, según reza la siguiente inscripción
“Colocado de modo que la línea de los solsticios tome la posición Norte Sud que tendrá el cielo de Cabra a las 12 de la noche en el mes de Diciembre, en el zenit estará la estrella. Cabra para lo cual imagínese enclavado en este cielo por la parte boreal hasta que el centro del poniente representado suba a lo más alto, para el estudio de las demás noches, téngase en cuenta el movimiento real de la Tierra según está colocado. F. Garrido 1895.”
En el borde exterior del planisferio aparecen marcados los meses y la ascensión recta. En el interior aparecen varias líneas: el Ecuador celeste, la eclíptica, la línea de horizonte, la línea de los solsticios y la de los equinoccios y también el círculo de precesión, es decir, el movimiento descrito por el polo celeste en el transcurso de los siglos.
Los límites entre constelaciones están representados por líneas curvas, recordemos que el trabajo definitivo de delimitación de las constelaciones fue publicado por la
UAI en 1930, bastante tiempo después de la confección del planisferio. Por tanto no es extraño encontrar algunas constelaciones cuya nomenclatura no coincide con la actual, es el caso de
Antinous, una constelación situada al sur de
Altair, la estrella más brillante de
Aquila. Las crónicas aseguran que
Antinous apareció en el cielo en el año 132 de nuestra era, cuando el
emperador Adriano deificó a su joven amante bitinio tras ver cómo moría ahogado en el Nilo. Esta constelación desapareció con los nuevos límites oficiales introducidos por la
Unión Astronómica Internacional y sus estrellas pasaron a formar parte de
Aquila.
La constelación
Delphinus aparece como
Los delfines, si bien todas las tradiciones que han llegado a nuestros días sólo veían un delfín, personificación de
Anfítitre,
Neptuno,
Tritón y otros. Debajo de
Canis Majoris encontramos la constelación de
Licornio, que no es otra que
Monoceros, aunque no se registra con el nombre español de
Unicornio, sino como una adaptación de
Licorne, su nombre en francés. Quizás no deba sorprendernos, en esta época los libros franceses de popularización de la astronomía de
Flammarion o
Arago son todo un éxito de ventas.
Otra denominación curiosa es
La Canasta, que corresponde a la constelación de
Corvus, el cuervo. No he encontrado ninguna referencia a este nombre pero quizás obedezca a la forma trapezoidal que definen las cuatro estrellas más visibles de la constelación que recuerda la forma de una canasta.
La constelación
Fornax aparece como
El horno químico,
Vela como
Las Velas y
Carina (considerada tradicionalmente como la quilla de la nave de Argos) como
El Mástil.
El profesor
Garrido utiliza un sistema particular para representar las estrellas de distinto brillo, algo que volveremos a ver en el planisferio que creará en Córdoba unos años más tarde. A las estrellas de cada magnitud le asigna un número de puntas determinado.
Bibliografía:
El hemisferio celeste del Instituto-Colegio de Cabra, artículo de Salvador Guzmán en La Opinión de Cabra (PDF)
Star Maps, History, Artistry and Cartography, Nick Kanas, Praxis, 2007
Star Names Their Lore and Meaning, Richard Hinckley Allen, Dover 1963
Star Lore, Myths, Legends and Facts, William Tyler Olcott, Dover 2004
Astronomía Popular, modernizada por José Comás Solá, Camille Flammarion, F. Granada y Cía. Editores, 1906 (edición facsímil)
Astronomie Populaire, François Arago, Gide Éditeur, París 1859
Artículo publicado originalmente en la
revista AstronomíA, 136 (octubre 2010)
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2010-11-24, 11:44 | 0 comentarios