Aprovechando que este fin de semana ha estado despejado he hecho algunas fotos de la Luna y Júpiter con el refractor
Equinox ED de 120 mm. Es sorprendente la cantidad de detalles que pueden captarse con un instrumento tan pequeño. En la foto de Júpiter se pueden apreciar tres de los cuatro satélites galileanos.
La imagen siguiente tiene mucho más detalle, está realizada con la webcam y dos lentes de barlow montadas en serie. A pesar de que había mucha turbulencia y el ambiente era muy húmedo se pueden apreciar algunos elementos característicos de la atmósfera joviana. A la izquierda se puede ver la
Gran Mancha Roja, una gigantesca tormenta con cerca de cuatro siglos de actividad.
En una noche con Luna, lo mejor que se puede hacer es ¡observar la Luna!
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En el terminador destacaba el suelo fracturado del cráter Gassendi, uno de los principales atractivos de la noche.
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Tras tantas semanas sin observar no me pude resistir a disfrutar de la imagen de
M42, la
Gran Nebulosa de Orión, la mayor nebulosa del cielo visible a simple vista. Es curioso que a pesar de que destaca tanto en el cielo invernal,
Galileo nunca habló de ella. Tampoco aparece en los registros medievales. Todo esto es aún más extraño teniendo en cuenta que
Al-Sufi había observado la existencia de una nebulosa en Andrómeda (M31) que resulta aún más débil.
La
nebulosa de Orión es una enorme nube de gas fluorescente, principalmente hidrógeno, de 40 años luz de diámetro. Brilla gracias a la radiación ultravioleta que emiten las cuatro estrellas del Trapecio, unas estrellas jóvenes de apenas 1 millón de años de edad (nuestro sol tiene 4.500 millones de años). Lo más interesante de esta zona del cielo es que tiene todos los ingredientes necesarios para formar nuevas estrellas y planetas.
En esta animación podemos ver el proceso de formación de los
próplidos (discos protoplanetarios) en el interior de la nebulosa. La estrella
Theta Orionis C, una de las cuatro del Trapecio, ilumina los brillantes próplidos, que se ven como vértices brillantes, haciendo resplandecer el material del disco. Esto es positivo y negativo al mismo tiempo, ya que la descomunal radiación que ilumina los próplidos también supone una amenaza para su existencia, ya que el material del disco, una vez calentado es muy probable que se disipe y se disuelva antes de que los planetas se hayan formado.
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A partir de mañana vuelven las nubes, así que volvemos a guardar el telescopio hasta mejor ocasión.
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2011-01-16, 21:49 | 9 comentarios