Al pintor holandés
Vincent Van Gogh le atraía la noche, así lo dejó escrito en sus diarios:
“Por mi parte no sé nada a ciencia cierta, pero sí sé que contemplar las estrellas me hace soñar. Me pregunto si los puntos brillantes del cielo no podrían ser tan accesibles como los puntos negros que salpican el mapa de Francia. Igual que un tren nos lleva a Tarascón o Ruan, la muerte nos lleva a las estrellas”. La luz nocturna es muy sugerente, y en su país natal había una gran tradición pictórica de paisajes a la luz de la Luna. Las estrellas y la Luna bañan al paisaje con una luz especial.
Van Gogh pintó varios cuadros de temática astronómica, entre ellos destacan
Terraza de café (1888), que se puede ver en el
Museo Kröller Müller en los Países Bajos, y
Noche estrellada sobre el Ródano (1888), actualmente en el parisino
Museo de Orsay, en el que se puede reconocer la constelación de la Osa Mayor.
Terraza de café de Vincent Van Gogh - Museo Kröller Müller
Noche estrellada sobre el Ródano de Vincent Van Gogh - Museo de Orsay
En el
Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York se conserva
Noche estrellada una de las obras más cautivadoras y vigorosas de
Van Gogh. Este paisaje nocturno fue pintado en 1889, un año antes del suicidio del pintor, mientras se encontraba recluido en el sanatorio de Saint-Rémy, en la Provenza francesa, a causa de unos ataques de epilepsia.
Van Gogh solía pintar al aire libre, utilizando la naturaleza como modelo, pero este cuadro está pintado en el interior de su habitación, desde donde solo podía ver el cielo a través de una pequeña ventana.
Noche estrellada de Vincent Van Gogh - Museo de Arte Moderno de Nueva York
En el cuadro es patente el contraste entre el cielo, luminoso y en movimiento, y el pueblo, tranquilo y oscuro. La obra expresa la pequeñez del hombre ante el Universo, la inefable grandeza del cielo estrellado. La Luna aparece rodeada de un gran halo y los colores son irreales. El gran ciprés de la izquierda quizás sea una alusión velada a la muerte. El pueblo no se corresponde con una localidad real, aunque el campanario de la iglesia recuerda a los pueblos holandeses.
“Esta mañana he visto el campo desde mi ventana durante un buen rato antes de que amaneciera”, escribió el artista a su hermano y mecenas Theo,
“no se veía más que el lucero del alba, que parecía muy grande”.
Además de la Luna y Venus, en el cielo destaca una gran espiral que guarda una notable semejanza con un objeto astronómico bien conocido: la
Galaxia del Remolino (M51), cuya naturaleza espiral fue descubierta en 1845 desde Birr, en el centro de Irlanda (véase
El Leviatán de Parsonstown en
AstronomíA, 108).
La Galaxia del Remolino M51, vista por el telescopio espacial Hubble
Dibujo original de la Galaxia del Remolino realizado por Lord Rosse
El parecido es tal que ha llevado a algunos autores, entre ellos a
John D. Barrow, a plantear que
Van Gogh posiblemente vio un dibujo de la galaxia en
Astronomie Populaire, una obra de divulgación astronómica escrita por
Camille Flammarion que fue todo un
best seller en su época y que fue traducido a numerosas lenguas, entre ellas el español. El libro, publicado en francés en 1879, fue muy leído por la gente culta de la época. Se vendieron 100.000 ejemplares y es bastante probable que
Van Gogh, que también se movía en el ambiente culto de los pintores parisinos, tuviese acceso a la obra.
Reproducción del dibujo de Lord Rosse en Astronomie Populaire
Algunos autores han llegado a plantear que las estrellas que se ven sobre el remolino del centro del cuadro siguen el patrón de la constelación de Aries, signo natal del pintor. Aunque la idea es discutible, la conexión entre el cuadro y la astronomía es innegable y, de hecho, la obra de
Van Gogh fue seleccionada como
APOD (Imagen astronómica del día) el 11 de octubre de 2009.
Esta historia la conocí gracias a mi buen amigo
Rafael Benavides, autor del blog
Cuaderno de observación con quien, además de pasión por la astronomía, comparto afición al arte y a los viajes.
Artículo publicado originalmente en mi sección La Cara Oculta en la revista AstronomíA, 150 (diciembre de 2011).
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2012-01-04, 13:36 | 7 comentarios