Los aficionados a la astronomía también solemos disfrutar del cielo de día. La atmósfera es una fuente de fenómenos ópticos, algunos como el
arcoíris o los
halos atmosféricos son relativamente frecuentes, mientras que otros, como el
rayo verde o las
nubes iridiscentes, son mucho menos habituales.
En la
Storkyrkan, la catedral situada en el precioso barrio medieval
Gamla Stan de
Estocolmo, se conserva un curioso cuadro cuyo título en sueco
Vädersolstavlan podría traducirse como
Cuadro del halo solar. La pintura reproduce fielmente un fenómeno atmosférico observado en el cielo el 20 de abril de 1535.
La obra original, pintada poco después del suceso se atribuye a
Urban Målare ("Urbano, el Pintor") y se ha perdido. El cuadro que se conserva en la catedral es una copia exacta realizada en 1636 por
Jacob Heinrich Elbfas y fue considerada durante muchos años la obra original, hasta que en una reciente restauración se determinó que se trataba de una copia.
Además de ofrecer la imagen gráfica más antigua de
Estocolmo que haya llegado hasta nuestros días, el cuadro ilustra un fenómeno atmosférico extraordinario. Los
halos solares son relativamente frecuentes, alrededor del Sol o de la Luna se observa en ocasiones un anillo de luz difuso de un grado y medio de anchura y un radio angular de unos 22°. Se puede hacer una estimación aproximada del radio angular extendiendo el brazo, el espacio abarcado entre los dedos meñique y pulgar de la mano abierta comprende aproximadamente 22°.
Los halos aparecen cuando hay cristales de hielo en la atmósfera, se forman en
cirrostratos, habitualmente vinculados a frentes fríos. Los cristales de hielo tienen geometría hexagonal y, dependiendo de su orientación, producen distintos fenómenos: halos, parhelios, arcos.
Cristales de hielo. Imagen de Walter Tape tomada de Atmospheric Optics
Halo solar del 9 de febrero de 2001 en Inglaterra. Imagen de Ray Martin tomada de Atmospheric Optics
El cuadro que nos ocupa es todo un catálogo de óptica atmosférica, además del halo de 22°, se observan
parhelios de 22°, un
círculo parhélico, parhelios de 120°,
arcos circuncenitales y otros elementos. Los estudios realizados calculan una elevación solar de 36° que corresponde a las 9 de la mañana, un dato que coincide con las crónicas de la época. El cuadro es bastante detallado, pero no es totalmente preciso. La pintura ilustra una serie de fenómenos atmosféricos que se produjeron en el intervalo de varias horas y algunos de ellos, que en la realidad deberían aparecer como elipses, están representados en el cuadro en forma de círculos. En cualquier caso se trata de la representación más antigua de halos solares que ha llegado a nuestros días.
A lo largo del año se producen varias docenas de halos, las posibilidades de verlos dependen del estado de la atmósfera, la altura también contribuye a verlos mejor. Desde una montaña o desde un avión se pueden apreciar con más detalle. A pesar de ser un fenómeno frecuente, no es habitual que los halos se presenten con tanta intensidad como en el caso de
Estocolmo, así que no es de extrañar que se interpretara como un presagio divino.
Parece ser que los halos fueron muy frecuentes durante la
Pequeña Edad de Hielo, un período excepcionalmente frío que tuvo lugar entre 1550 y 1850, aunque no hay consenso científico en torno a la fecha de esta etapa. En España tenemos casos similares, el 3 de febrero de 1672, en el valle de
Cifuentes (Guadalajara), cerca de la
Ermita de Santa Ana se pudo ver el denominado “
Milagro de los tres soles". Este falso milagro dio pie a la creación del
Santuario de San Blas y Virgen de Loreto.
Fuentes:
Atmospheric Optics, la página de referencia para fenómenos de óptica atmosférica.
Wikipedia, artículo sobre Vädersolstavlan.
Cifuentesnet.com.
Fotografías: Paco Bellido, Atmospheric Optics, Wikimedia, Cifuentesnet.com.
Artículo publicado originalmente en mi sección La Cara Oculta en la revista AstronomíA, 149 (noviembre de 2011)
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2012-01-24, 09:31 | 5 comentarios