En los años ochenta del siglo pasado Charles Berlitz, autor conocido por sus libros sobre la Atlántida y el Triángulo de las Bermudas, pronosticó en su obra Doomsday 1999 que el desplazamiento de los polos magnéticos provocaría una catástrofe global aderezada con todo un surtido de maldiciones bíblicas: inundaciones, hambre, contaminación...
2012 pasará a la historia como el año de la profecía maya que nunca se cumplió. La fiebre maya tiene sus orígenes en Mexico Mystique, un libro publicado en 1975 por Frank Waters en el que los ciclos del calendario maya se asignaban a cinco eras legendarias. Waters se equivocó al realizar los cálculos y pronosticó que el final del Gran Ciclo tendría lugar el 24 de diciembre de 2011. En cualquier caso, la idea cuajó y otros libros de temática similar encontraron su hueco en las estanterías esotéricas. En The Invisible Landscape: Mind, Hallucinogens, and the I Ching, los hermanos Dennis y Terence McKenna señalaron la fecha correcta del final del baktun 13: el 21 de diciembre de 2012. Los autores aseguran que el Sol se alineará con el centro de la galaxia provocando desastres en el planeta. La alineación del Sol con el centro de la galaxia, situado en la constelación de Sagitario, se produce cada año en torno al solsticio de invierno y no tiene ningún efecto, no obstante la red está plagada de páginas que anuncian terribles catástrofes por este asunto.
Finalmente en The Mayan Factor: Path Beyond Technology el visionario norteamericano José Argüelles anunciaba que el final del calendario maya está ligado a un rayo indetectable procedente del centro de la Vía Láctea que vincula a todos los seres vivos de la galaxia, a los planetas y a las estrellas a través de la resonancia armónica. A pesar de las afirmaciones de todas estas publicaciones pseudocientíficas, cerca de doscientas en la biblioteca de Amazon a fecha de hoy, la realidad es mucho más prosaica. Los mayas nunca afirmaron que el mundo se acabaría el 21 de diciembre de 2012. Lo que acaba en esa fecha es la numeración del calendario, igual que cuando el cuentakilómetros de un coche da una vuelta completa y se vuelve a colocar en 000000 o cuando llegamos al 31 de diciembre y necesitamos un almanaque nuevo.
El calendario maya utiliza dos cuentas de tiempo que transcurren simultáneamente. Por una parte el tzolkin ("la cuenta de los días"), de 260 días es único en el mundo. Aunque algunos estudiosos sugieren que este sistema está relacionado con la duración de la gestación humana otros lo relacionan con Venus, y era usado para celebrar ceremonias religiosas, pronosticar la llegada y duración del período de lluvias, además de períodos de cacería y pesca, y también para pronosticar el destino de las personas.
Por otra parte se utilizaba el haab que mide el año solar dividiéndolo en 18 meses de 20 días cada uno, pero los últimos 5 días del año, llamados uayeb, no tienen nombre, se consideraban nefastos, vacacionales y excluidos de los registros cronológicos, aunque eran fechados. De esta forma el calendario haab tenía 18x20 = 360 + 5 uayeb = 365 días.
El primer día de cada mes se representaba con el signo cero, debido a que era el momento inicial en que comenzaba a regir ese mes.
El haab era la base del calendario religioso colectivo; marcaba los ritmos comunitarios y muchas veces señalaba las ceremonias en las que participaban los diferentes especialistas. Aunque se habla de exactitud en el calendario maya pero realmente no tiene que ver nada con el calendario gregoriano y no hay evidencias de correcciones o ajustes. El sistema combinado de tzolkin y haab da un ciclo de 52 años en que cada día tiene un nombre distinto. Transcurridos 52 años el ciclo se repite con los mismos nombres. En nuestro calendario los días tienen nombre propio en ciclos de 365 días: 1 de enero, 2 de enero...los mayas utilizaban un sistema más largo.
Para precisar aún mejor las fechas se utilizaba la cuenta larga. Al igual que el calendario gregoriano utiliza diferentes conjuntos de años conocidos como lustro, década, siglo y milenio la cuenta larga cuenta series de veinte años, llamadas cada una uinales, tunes, katunes y baktunes.
De esta forma un día maya se expresa como Baktun . Katun . Tun . Uinal . Kin, como sólo hay 14 baktunes y se empieza a contar en cero, el último día es el 13.0.0.0.0 que corresponde precisamente al 21 de diciembre de 2012. En realidad el sistema maya no dice que el mundo se acabe en esa fecha, lo que se acaban ¡son los números!
Otros seguidores de las modas New Age han anunciado la colisión de Nibiru, un misterioso planeta que, según el autor de novelas de ficción Zecharia Sitchin, ya era conocido por los sumerios. Conviene puntualizar que los principales expertos en Mesopotamia niegan este punto. La teoría plantea que el Sol es un sistema binario, su compañera es una enana marrón que solo es visible cuando se encuentra en el perihelio, es decir, en el punto de su órbita más cercano al Sol. Ni que decir tiene que la Astronomía habría descubierto un objeto de estas características desde hace mucho tiempo. Internet está plagada de páginas donde se pueden ver supuestas fotos de Nibiru junto al sol. La mayoría de los vídeos muestran reflejos o fenómenos atmosféricos, el resto son burdas manipulaciones.
Por otra parte, Nancy Lieder, una contactada que afirmaba estar en comunicación con los extraterrestres gracias a un implante que le habían colocado en el cerebro, aseguraba haber recibido una advertencia de los habitantes de un planeta del sistema de Zeta Reticuli, según la cual la Tierra estaba en peligro. La profecía original anunciaba el fin del mundo para 2003 pero, como suele ser habitual, los seguidores de este tipo de ideas no tienen problema en cambiar la fecha para seguir alimentando la especulación.
Es posible que el nombre del sistema binario Reticuli resulte familiar a los lectores. A finales de los años noventa el curandero sevillano Carlos Jesús aseguró que al mundo vendrán trece millones de naves de una confederación intergaláctica de Ganímedes, constelación Orión, Raticulín [sic], de Alfa, de Beta...
Estos son los hechos, aunque me temo que los seguidores de esta profecía no quedarán muy convencidos, así que no nos queda otra que seguir aguantando hasta que pase el 21 de diciembre. Mientras tanto, paciencia.