En 1636
Felipe IV hizo a
Peter Paul Rubens el mayor encargo de su vida: una serie de cuadros mitológicos para la
Torre de la Parada, el nuevo pabellón de caza que el rey había mandado construir en el Pardo. La decoración, de tema mitológico, giraría en torno a
Las Metamorfosis de
Ovidio, y constaba de sesenta y tres cuadros de gran formato que debían ceñirse a los bocetos aportados por
Rubens.
El
Museo del Prado conserva diez de estos bocetos, nueve de ellos donados en 1889 por la
duquesa de Pastrana y uno adquirido en el año 2000. El museo madrileño también guarda buena parte de los lienzos realizados según los bocetos de
Rubens, entre ellos los catorce cuadros realizados por el propio pintor o por su taller.
Rubens, que en aquella época vivía en
Amberes, encargó la ejecución de los demás lienzos a algunos de sus colaboradores habituales, entre ellos
Jacob Jordaens,
Theodor van Thulden,
Erasmus Quellinus II o
Jan Cossiers.
El tema del cuadro que nos ocupa es bien conocido, aunque quizás más por la obra de idéntica temática que pintó
Goya en su serie de
Pinturas negras.
Saturno, atemorizado por la profecía que presagiaba que sería destronado por uno de sus hijos, devora a los hijos recién nacidos de su esposa,
Rea. Solo uno de ellos,
Zeus, el padre de los dioses, conseguirá sobrevivir a su destino cumpliendo el vaticinio y dando muerte a su padre.
Saturno devorando a uno de sus hijos (hacia 1636) - Peter Paul Rubens - Óleo sobre lienzo (182,5 cm x 87 cm) - Museo del Prado (Madrid)
En la versión de
Rubens llaman la atención las tres estrellas que aparecen en la parte superior del cuadro. El 30 de julio de 1610, en una carta a
Belisario Vinta, secretario de estado de
Cosme II,
Galileo anuncia el “descubrimiento de otra maravilla muy extravagante [...], que la estrella de Saturno no es una sola, sino que está formada por tres, que casi se tocan, que no se mueven ni cambian y están colocadas en fila, siendo la de en medio unas tres veces mayor que las dos de los lados”. El astrónomo solicitó a Vinta guardar el secreto hasta publicar el descubrimiento en una segunda edición de
Sidereus Nuncius. Galileo también comunicó el descubrimiento al obispo
Giuliano de Médici, embajador toscano en
Praga, en forma de anagrama
smaismrmilmepoetaleumibunenugttauiras que reordenado quiere decir
Altissimum planetam tergeminum observavi (“He observado que el planeta más distante tiene forma triple”).
Boceto de Saturno realizado por Galileo en 1610
En 1612, el plano de los anillos quedaba orientado directamente hacia la Tierra y los anillos desaparecieron como por arte de magia.
Galileo se preguntaba desconcertado si, después de todo, Saturno había terminado por devorar a sus hijos. Al año siguiente los anillos volvían a ser visibles, añadiendo más confusión a la cuestión. En una misiva a su amigo
Paolo Sarpi, astrónomo y religioso veneciano, escribe:
“Saturno, que no es en absoluto una estrella, como los otros planetas, sino que son tres reunidas juntas en una línea recta paralela a la equinoccial. Se representan así oOo, es decir, la de en medio alrededor de cuatro veces mayor que las laterales, que son iguales entre sí. En siete meses que las he observado no han realizado mutación alguna; son pues, absolutamente inmóviles entre sí”.
Boceto de Saturno realizado por Galileo en 1616
En 1655 el astrónomo neerlandés
Christiaan Huygens anunció que
Saturno está rodeado por un anillo, para ello utilizó un telescopio refractor de cincuenta aumentos que él mismo había diseñado. En 1659 publicó
Systema Saturnium donde explica correctamente que los anillos se ven con diferente inclinación desde la Tierra siguiendo un ciclo de 29 años.
El ciclo de los anillos de Saturno en Systema Saturnium (1659)
Es probable que
Rubens conociera en persona a
Galileo, algunos expertos en la obra del pintor creen que uno de los rostros que aparecen en
Autorretrato con un círculo de amigos en Mantua (actualmente en el
Museo Wallraf-Richartz de
Colonia) corresponde al autor de
Sidereus Nuncius. En cualquier caso está documentado que
Rubens era un admirador de la obra de
Galileo. De este modo, el pintor plasmó en su cuadro los conocimientos astronómicos de vanguardia en la época.
Autorretrato con un círculo de amigos en Mantua - Peter Paul Rubens - Óleo sobre lienzo (78 x 101 cm) - Museo Museo Wallraf-Richartz (Colonia)
Artículo publicado originalmente en mi sección La Cara Oculta en la revista AstronomíA, 153 (marzo de 2012).
Artículos anteriores de la serie Historia y arte.
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2012-03-28, 12:02 | 3 comentarios