Los nativos americanos tenían un nombre particular para cada Luna llena del año. La última luna llena de primavera se llamaba Luna de la fresa. Os dejo un par de fotos de la salida de la Luna de fresa. Por el color se diría que los indios no andaban muy descaminados.
Y como banda sonora, nada mejor que la incomparable Canción a la Luna del primer acto de Rusalka, ópera del compositor checo Antonín Dvořák.
Canción a la Luna
Pequeña Luna que desde lo alto en el cielo,
tu luz ilumina todo,
y vagas por la superficie de la Tierra,
bañando con tu mirada el hogar de los hombres.
Detente un momento,
dime, ¿dónde está mi amor?
dile, Luna plateada,
que es mi brazo quien lo abraza,
para que se acuerde de mi
al menos un instante.
Y dile que yo espero,
ilumínalo todo, desde lejos,
y si aparece en un sueño para el alma humana,
¡Recen para que se despierte con este recuerdo!
¡Luna, no te escondas, no te escondas,
Luna, no te escondas más!
Gracias, Rafa, no...date cuenta de que esto es la salida de la Luna (más o menos por el Este) y lo otro fue una conjunción con Venus (aproximadamente Oeste). Así que tuve que buscar una orientación nueva. Está hecha desde la carretera que lleva al camping del pantano. El sitio es malo, hay muchas encinas y el terreno está vallado, así que es imposible encuadrar bien. Pero es verdad que cuando el horizonte está despejado la vista es sobrecogedora.