En la época de las grandes exploraciones eran habituales los
gabinetes de curiosidades o
cuartos de maravillas, auténticos precursores de los museos actuales que reunían piezas exóticas provenientes de los viajes a otros continentes. En estas colecciones además de animales, vegetales y minerales curiosos también se incluían obras de arte e instrumentos llamativos.
El
Interior de la galería Linder, atribuido a
Jan Brueghel, el Viejo (1568-1625), actualmente en una colección privada de Nueva York, muestra uno de estos cuartos de maravillas y desentrañar su significado plantea todo un enigma al observador. La obra fue encargada por el próspero comerciante alemán
Peter Linder, residente en Milán. En el centro del cuadro aparece un anciano con barbas. Posiblemente se trate de una representación alegórica del diseño, aunque también podría tratarse de un retrato. Se ha planteado su notable parecido con el astrónomo alemán
Johannes Kepler. Sobre las rodillas del anciano descansa otra figura alegórica, en este caso una mujer con un traje clásico que lleva en la mano derecha una paleta y pinceles. En la izquierda lleva un tiento, el bastoncillo que usan los pintores como apoyo. A los pies de la joven hay una maza y un libro con lo que posiblemente la figura alegórica se pueda entender como una representación de las bellas artes en su conjunto: pintura, escultura y arquitectura. La corona de laurel y el sol colgante son sinónimos de virtud. Una posible interpretación es que
“Las artes y la virtud descansan sobre el diseño”. Por su parte, el diseño englobaría también las matemáticas y la astronomía.
La habitación reúne una gran cantidad de cuadros, muchos de ellos reconocibles. En varias mesas podemos ver algunos aparatos matemáticos y astronómicos. Sobre la mesa de la izquierda hay una esfera armilar alemana del siglo XVI, pero es en la mesita octogonal central donde encontramos el mayor surtido de instrumentos astronómicos y, seguramente, la clave para comprender la obra. El gran astrolabio de la izquierda es similar al astrolabio de
Felipe II que se conserva en Madrid, obra de
Gualterus Arsenius (Walter Aertsen). La ballestilla o
Radius Astronomicus, era un instrumento utilizado para medir distancias angulares entre distintos cuerpos celestes. El astrónomo holandés
Gemma Frisius popularizó su uso y grandes astrónomos, entre ellos
Tycho Brahe lo utilizaron en sus observaciones. El compás que aparece sobre la mesa bien podría ser una versión del
compasso de
Galileo fabricada por el taller de
Barocci–Vagnarelli en
Urbino. En el globo celeste, probablemente obra de
Jodocus Hondius el Jóven (Ámsterdam), se pueden reconocer la
Osa Mayor,
Leo,
Cáncer,
Géminis,
Draco e
Hidra. En la mesa hay dos libros de astronomía de
Johannes Kepler, las
Tabulae Rudolphinae (1627) y
Harmonices Mundi (1619). Encima de ellos está la obra matemática
Mirifici logarithmorum canonis descriptio de
John Napier.
Además de los libros aparece un papel con el horóscopo de alguien nacido en el mes de marzo y el dibujo de los tres sistemas cósmicos discutidos en la época: el sistema tolemaico con la Tierra en el centro; el sistema copernicano con el Sol en el centro y el sistema híbrido de
Tycho Brahe, en que el Sol y la Luna giran alrededor de la Tierra y los planetas giran alrededor del sol. En este último sistema aparece la inscripción
ALY ET ALIA VIDENT, (Otros lo ven de distinto modo). Según
Michael John Gorman, conservador de la
Galería de la Ciencia del Trinity College de
Dublín, todo el cuadro gira alrededor de esta inscripción y debe entenderse como una reivindicación de la importancia de las "matemáticas" (que englobarían a la astronomía y la astrología) en la comprensión del mundo.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 157/158 (julio/agosto de 2012).
Artículos anteriores de la serie Historia y arte.
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2012-08-24, 13:15 | 1 comentarios