La instalación del
Leviatán de Parsonstown (véase Destinos Astronómicos, AstronomíA 108) en Birr (Irlanda) puso de manifiesto que la ubicación del observatorio era más importante que la calidad del telescopio.
Isaac Newton ya había apuntado en 1704 en su obra
Opticks que “
no es posible fabricar telescopios capaces de eliminar la confusión de los rayos de luz procedentes de los temblores de la atmósfera. El único remedio es un aire más sereno y tranquilo, como el que quizás se pueda encontrar en las cimas de las montañas más altas, por encima de las nubes”.
Nadie puso a prueba la especulación de Newton hasta que en 1856 el Astrónomo Real de Escocia
Charles Piazzi Smyth (1819-1900) quiso comprobar las supuestas ventajas de la observación desde lugares elevados. Para ello solicitó fondos al Almirantazgo británico, consiguiendo una subvención de quinientas libras esterlinas y el préstamo del yate Titania, propiedad del ingeniero
Robert Stephenson, inventor junto a su padre de la famosa máquina de tren
The Rocket.
Piazzi Smyth llevó consigo un refractor Thomas Cooke de 7 pulgadas (18 cm) sobre montura ecuatorial prestado por Hugh Pattinson. Estableció el primer campamento en el Alto de Guajara, un pico de 2718 metros situado a unos seis kilómetros y medio al sur del Teide. Subieron todo el material en mulas, excepto el refractor de Pattinson que era demasiado voluminoso. Hizo observaciones con un telescopio de 9 cm y, aunque las tormentas de polvo resultaban muy molestas, descubrió que incluso cuando la atmósfera estaba cargada de polvo la transparencia en el cénit era mejor que la habitual en Edimburgo.
A causa del polvo, Piazzi Smyth decidió trasladarse a un lugar más elevado, al cerro de Alta Vista a 3300 m de altitud en la ladera oriental del Teide, el punto más alto al que se podía llegar con una reata de mulas. Distribuyó la carga de las tres grandes cajas del telescopio Pattinson que aguardaba en La Orotava entre siete caballos fuertes y ascendió a la cumbre. Durante el mes que pasó en Alta Vista realizó algunas observaciones de gran calidad.
Piazzi Smyth estaba interesado en las estrellas, pero también hizo dibujos de Júpiter para medir los efectos de las condiciones del seeing local sobre un objeto amplio. En esta época de apilado de imágenes en la que hemos conseguido captar detalles de Júpiter con una calidad sin precedentes sorprende la calidad de los bocetos de Piazzi. Esta obra tuvo una gran importancia a la hora de decidir la ubicación de los nuevos observatorios astronómicos, Piazzi Smyth fue el responsable de llevar a los astrónomos a la cima de las montañas.
El relato de su viaje se convirtió en un libro de éxito,
Report on the Teneriffe Astronomical Experiment of 1856 : addressed to the Lords Commissioners of the Admiralty (Informe sobre el Experimento astronómico de Tenerife de 1856: dirigido a los señores comisionados del Almirantazgo) fue el primer libro ilustrado con fotografías estereoscópicas. Incluía veinte vistas de Tenerife que permitían ver en tres dimensiones el paisaje canario, para ello era necesario adquirir un estereoscopio sobre el que se colocaba el libro.
En la Luna ha quedado un recuerdo de esta gesta astronómica: cerca de los Montes Teneriffe, entre
Mons Pico (que hace referencia al Pico del Teide) y Mons Piton (también llamado en honor a uno de los picos de Tenerife) encontramos el cráter Piazzi Smyth de 12,8 km de diámetro.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 167 (mayo de 2013).
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2013-06-03, 11:19 | 1 comentarios