El 24 de octubre de 1601, tras once días de agonía, moría en
Praga Tycho Brahe, el último gran astrónomo del Renacimiento. Su muerte ha dado lugar a muchas especulaciones y se sigue buscando una respuesta definitiva.
Tycho Brahe es el primer gran observador de época pretelescópica, además de por su vasta obra astronómica este extravagante aristócrata danés destacó por su peculiar aspecto y por su estilo de vida excéntrico. En un duelo a espada perdió la nariz, por ello llevó una prótesis metálica durante buena parte de su vida. Su mascota era un alce que murió al caer por unas escaleras después de haber bebido demasiada cerveza. Por si fuera poco, Tycho se hacía acompañar de un enano llamado Jepp a quien atribuía el don de la clarividencia. Con estos antecedentes no es de extrañar su final también se salga de lo común.
Se han conservado tres crónicas que detallan los últimos días de vida de Tycho. La primera de ellas corresponde a su colaborador,
Johannes Kepler; la segunda a su amigo y médico personal,
Johannes Jessenius, mientras que la tercera fue escrita por un médico alemán de nombre Johannes Wittich. La historia cuenta que durante un banquete en casa del conde Rosenberg, Tycho aguantó demasiado tiempo sin ir al baño para no ofender a su anfitrión. Después del banquete, ya no fue capaz de orinar, soportó cinco días y cinco noches de agonía sin poder dormir, hasta entrar en un estado de delirio. Tanto si la uremia fue provocada por el cumplimiento estricto de la etiqueta o si era una enfermedad que, casualmente, dio la cara en el banquete, lo que parece claro es que la acumulación de productos tóxicos fue la responsable de su muerte.
El envenenamiento por mercurio provoca uremia y fallos renales, por ello, no han faltado teorías conspirativas en relación a la muerte del astrónomo. Tycho fue enterrado en la iglesia praguense de Nuestra Señora frente al Týn. Tras la guerra de los Treinta Años muchas de las tumbas de esta iglesia se vaciaron, así que en 1901 se abrió la tumba del astrónomo para comprobar que su cuerpo seguía allí. Antes de volver a guardar los restos en un cofre de zinc más pequeño, se retiraron algunas muestras como recuerdo de la ocasión, entre ellos varios trozos de tela roja y un pelo de la barba de Tycho que fue entregado como obsequio al embajador de Dinamarca en la República Checa en 1991. Los análisis de esta muestra realizados en Dinamarca a mediados de los noventa arrojaron un elevado contenido en mercurio.
En 2004, Joshua y Anne Lee Gilder plantearon en su novela
Heavenly Intrigue: Johannes Kepler, Tycho Brahe, and the Murder Behind of History's Greatest Scientific Discoveries (Nueva York: Doubleday, 2004) una hipótesis que desde entonces ha espoleado el debate. Los Gilder acusan a Kepler de haber urdido un plan para envenenar con mercurio a Tycho para, de este modo, poder tener acceso a los datos de observaciones astronómicas que con tanto celo guardaba el danés.
Pero Kepler no es el único sospechoso. Peter Andersen, especialista en el Renacimiento danés, descubrió en 2008 un diario perdido del conde Eric Brahe, a la sazón primo de Tycho, que se podría interpretar como una confesión indirecta de asesinato por envenenamiento por encargo del rey
Christian IV de Dinamarca (1577-1648) para acallar unos rumores que hablaban de una relación entre el astrónomo y la reina
Sofía, madre del rey.
Tumba de Tycho Brahe en la Iglesia de Santa María frente al Týn de Praga. © Paco Bellido
Recientemente ha aparecido un nuevo artículo en la revista
Archaeometry, firmado por Kaare L. Rasmussen, Jan Kučera et al., que pone en entredicho los resultados de los análisis realizados en los años noventa. Este estudio determina que no solo no hay niveles altos de mercurio en las muestras analizadas, sino que tampoco hay niveles letales de ningún veneno. Sí se han detectado concentraciones elevadas de cobre y zinc en los huesos nasales analizados, lo que resulta coherente con la prótesis de bronce (no de oro) que llevó durante buena parte de su vida y que sirve, de paso, para confirmar la autenticidad de los restos.
La explicación más probable para el alto contenido en mercurio en el análisis de los años noventa es que Tycho fuera embalsamado con materiales que contuvieran este metal. El equipo checo-danés sigue trabajando en los análisis y en próximos meses aparecerán nuevos artículos que permitirán desvelar el misterio de la muerte Brahe.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 175 (enero de 2014).
Enlace
2014-01-24, 12:24 | 5 comentarios