El
conjunto arqueológico Dólmenes de Antequera aprovecha la orientación astronómica de sus monumentos megalíticos para conmemorar el inicio de las estaciones en las denominadas
Celebraciones del Sol.
Poco después del mediodía del 21 de diciembre, día del solsticio de invierno, un grupo de unas veinte personas nos congregamos en la cámara principal del
Dolmen de El Romeral a la espera de un momento mágico. La expectación crece a medida que nuestras retinas se habitúan a la oscuridad. Como viene ocurriendo desde hace milenios, este día y a esta hora, un haz de luz atraviesa el corredor y se refleja en el suelo hasta entrar en la cámara principal. Poco a poco, podemos apreciar un cuadrado de luz en la pared norte del
tholos que avanza hasta coincidir con la abertura de la segunda cámara. Este fenómeno de iluminación natural ha servido de inspiración a los responsables del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera para celebrar el inicio del invierno en una actividad abierta al público. El aforo es limitado por razones obvias, dado el tamaño del recinto, así que conviene hacer la reserva con antelación.
Efecto luminoso en el tholos. Foto: Paco Bellido
La celebración se completa con distintas actividades para todas las edades: una observación solar con telescopios de hidrógeno alfa y filtros de luz blanca; un taller de fabricación de relojes de sol recortables; una exposición de hornos solares y una visita guiada al conjunto arqueológico. En otras ocasiones también se realizan talleres de fabricación de abalorios y de cestería; actividades de arqueología experimental o la fabricación de un gran Sol de paja durante el solsticio de verano que luego se quema en una hoguera ritual con actores caracterizados como personajes prehistóricos.
Observación solar durante las Celebraciones del Sol
Los dólmenes de Menga, Viera y Romeral se cuentan entre los mejores exponentes del megalitismo europeo, los más de cien mil visitantes que pasan cada año por el recinto atestiguan la importancia del conjunto. El
dolmen de Menga fue declarado Monumento Nacional en 1886, posteriormente en 1923 sería incluido el dolmen de Viera. El
tholos de El Romeral pertenece al Tesoro Artístico Arqueológico Nacional desde 1926 y en 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico.
Entrada al dolmen de El Romeral
Los dólmenes están formados por varias losas verticales (ortostatos) y una serie de losas horizontales que cubren a las anteriores, al servir de enterramiento el simbolismo resulta evidente. El difunto retorna al útero de la Madre Tierra para renacer en la otra vida, igual que el Sol renace cada día después de haber descendido al inframundo. Por ello no es de extrañar que muchos dólmenes se orientaran a la salida del Sol en el momento de su construcción, de hecho esta tradición se ha conservado en la construcción de iglesias: los altares casi siempre están orientados, es decir, apuntando hacia oriente, hacia el lugar donde aparece la luz.
De los tres dólmenes del conjunto: Menga, Viera y Romeral, solo el segundo presenta una clara orientación astronómica. En efecto, el
dolmen de Viera está alineado a la salida del Sol durante los equinoccios. La orientación equinoccial sugiere un conocimiento avanzado, es fácil orientar un edificio según las posiciones extremas del Sol en los solsticios, pero sin la ayuda de un reloj no hay nada que marque los equinoccios. Por ello, los constructores del dolmen de Viera debieron conocer muy bien los movimientos del Sol y ser capaces de determinar el punto de la salida del Sol en los equinoccios.
Corredor del dolmen de Viera, orientado según la salida del Sol durante los equinoccios
Durante las
Celebraciones del Sol de los equinoccios, los visitantes esperan la salida del Sol desde el interior del dolmen de Viera. Los primeros rayos de la mañana inundan el corredor del dolmen hasta llegar a la cámara del fondo.
El dolmen de Menga, que con sus 25 metros de longitud es el más grande de Europa, está orientado a la Peña de los Enamorados, una formación rocosa singular cuyo perfil recuerda a un gigante tumbado mirando al cielo que, seguramente, desempeñó un importante papel ritual para los constructores del megalito.
Vista de la Peña de los Enamorados desde la entrada del dolmen de Menga
El Dolmen de El Romeral está formado por un corredor de sección trapezoidal y dos cámaras circulares, se trata de la construcción más moderna de las que conforman el conjunto megalítico de Antequera. Aunque los dólmenes pueden tener varias funciones (como templos, sepulturas, etc.), en este caso nos encontramos ante un enterramiento. En la cámara más interior se encontró un ajuar funerario formado por conchas y piezas de dos tipos de cerámica diferentes.
Esta construcción está orientada al Torcal, otra formación geológica singular de la zona, aunque también se ha propuesto otra posibilidad. En torno al año 1800 a. C., época de levantamiento de este dolmen, eran visibles desde aquí la Cruz del Sur y las brillantes estrellas Alfa y Beta de la constelación de Centauro. Si esta teoría estuviera en lo cierto, el dolmen de El Romeral compartiría orientación con las taulas de Menorca.
El Centro Solar Michael Hoskin
Junto al conjunto megalítico se alza el Centro Solar Michael Hoskin, bautizado así en honor al prestigioso arqueoastrónomo e historiador de la Astronomía de la Universidad de Cambridge. El Centro Solar es una plaza construida en 2007 que sirve como preámbulo a la visita al recinto. Los instrumentos astronómicos instalados en la plaza permiten al visitante entender mejor las alineaciones solares que rigieron la construcción de los dólmenes. Una placa en el suelo situada en el centro de la plaza, la Rosa de Menga, indica los puntos cardinales, las posiciones de salida y puesta de Sol durante los solsticios y la orientación de los principales dólmenes de la Península Ibérica.
Sobre un muro que reproduce el perfil del horizonte, con la Peña de los Enamorados en el extremo izquierdo, se han marcado las posiciones de la salida del Sol al amanecer en el solsticio de verano, en los equinoccios y en el solsticio de invierno.
Línea del horizonte con las posiciones extremas del Sol
En el extremo occidental de la plaza hay un banco longitudinal que se transforma en meridiana. La sombra proyectada al mediodía por el gnomon vertical indica la época del año gracias a unas láminas de bronce insertadas sobre la bancada con los nombres de los meses.
Línea meridiana
El elemento principal de la plaza es un precioso reloj solar híbrido, ecuatorial y horizontal. El plano del reloj solar ecuatorial es paralelo al Ecuador, desde la primavera al otoño el gnomon arroja su sombra sobre la cara superior del reloj. Desde el otoño a la primavera lo hace en la cara inferior. Durante los equinoccios el gnomon no proyecta ninguna sombra sobre las caras del reloj, sino que entra por una abertura practicada en el plano del reloj. El reloj ecuatorial se complementa con un reloj solar horizontal situado en el suelo en la cara sur.
Reloj solar ecuatorial
Reloj solar ecuatorial
Un ciprés solitario con una efigie conmemorativa de Michael Hoskin a sus pies testimonia el homenaje al astrónomo inglés. La conocida expresión atribuida al rey Fernando I de Aragón “Salga el Sol por Antequera” adquiere un nuevo sentido en este Centro Solar.
Para saber más: El Centro Solar Michael Hoskin. MAURA, Rafael (Ed.). Junta de Andalucía, 2011.
Agradecimientos: quiero agradecer a María del Carmen Andújar del Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera las facilidades prestadas para participar en las Celebraciones del Sol.
Aquí se puede ver
una recreación en 360° del fenómeno.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 176 (febrero de 2014).
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2014-02-24, 14:32 | 1 comentarios