Este año se conmemora el cuarto centenario de la publicación de
Mundus Iovialis, una polémica obra en la que
Simon Marius detallaba el descubrimiento de las lunas de Júpiter y que le valió una agria disputa con
Galileo Galilei.
Simon Mayr (1573–1624), latinizado Marius, era hijo de un tonelero y nació en Gunzenhausen, una localidad bávara cercana a Nuremberg, si bien pasó casi toda su vida en Ansbach, donde durante dieciocho años ostentó el cargo de astrónomo de la corte de los margraves.
Su entrada en la corte fue fruto del azar. Se cuenta que en cierta ocasión el margrave Georg Friedrich escuchó cantar al pequeño Marius y al regente debió agradarle, ya que en 1586 lo acogió en su colegio para príncipes de Heilsbronn al que Simon asistió hasta 1601. Ese mismo año visitó a
Tycho Brahe en
Praga y también conoció a
David Fabricius; posteriormente estudió medicina en
Padua, donde probablemente conoció a Galileo, profesor de matemáticas de aquella universidad.
Además de médico, Simon Marius fue un excelente matemático. Tradujo al alemán los primeros seis libros de los
Elementos de Euclides y publicó un buen número de almanaques, los
Prognosticon astrologicum, con predicciones de carácter astrológico. Incluso antes de la invención del telescopio demostró ser un hábil observador, publicó sus observaciones del cometa de 1596 y determinó de forma precisa la posición de la supernova de 1604 que había aparecido en la constelación de Ofiuco.
En el verano de 1609 consiguió un telescopio de fabricación belga gracias a su mentor, Philipp Fuchs von Bimbach. Según sus propias anotaciones, el 29 de diciembre de 1609 (fecha correspondiente al calendario juliano), es decir, un día después que Galileo, descubrió los cuatro satélites principales de Júpiter. Marius quizás no fue consciente del alcance del descubrimiento y, por ello, publicó su obra cuatro años después que Galileo. El astrónomo de Pisa lo acusó de plagio en
Il Saggiatore. De todas formas, la primera acusación había partido de un compatriota, el jesuita
Christoph Scheiner, quien lo había tachado de calvinista y plagiador. Actualmente, los historiadores de la ciencia aceptan que Marius descubrió las lunas galileanas de forma totalmente independiente. De hecho, Marius hizo referencia a una serie de detalles en los que Galileo no reparó. Observó que el plano orbital de las lunas de Júpiter está ligeramente inclinado respecto al plano ecuatorial del planeta y de la eclíptica, lo que explicaba las discrepancias en latitud observadas. Además observó cambios en el brillo de las lunas y calculó las tablas correspondientes para los años 1608 a 1630.
Los nombres de las cuatro lunas: Ío, Europa, Ganímedes y Calisto aparecieron por primera vez en una publicación Marius de 1614, si bien la idea original corresponde a
Johannes Kepler. Los nombres actuales no se utilizaron hasta que
John Herschel popularizó esta nomenclatura a mediados del siglo XIX.
Además de observar Venus y las manchas solares al telescopio, fue el primer europeo en hacer mención de la
Nebulosa de Andrómeda. Simon Marius fue un firme defensor del sistema ticónico y sus observaciones de estrellas no hicieron sino reafirmar su postura. Marius estaba convencido de que al telescopio podían verse los discos de las estrellas y que estas no estaban tan lejos como proponía el modelo copernicano.
Dentro de los actos del centenario de la publicación de la obra cumbre de Simon Marius, la Unión Astronómica Internacional ha acordado denominar al asteroide
1980 SM como (7984) Marius. Este pequeño cuerpo situado en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter fue descubierto el 29 de septiembre de 1980 por la astrónoma Zdeňka Vávrová desde el Observatorio de Kleť (República Checa). Este reconocimiento se suma a las notables formaciones lunares de las
Colinas de Marius y la Rima Marius que rinden homenaje a la denostada figura del astrónomo bávaro.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 180 (junio de 2014).
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2014-10-01, 10:52 | 1 comentarios