Desde antiguo, la Luna ha sido un tema recurrente en el arte. La primera representación fidedigna de nuestro satélite probablemente sea la que aparece en
La Crucifixión del pintor flamenco
Jan Van Eyck (1395? - 1441). El pintor representó la Luna tal y como la veía, casi un siglo antes de los famosos bocetos de
Leonardo da Vinci que durante mucho tiempo han sido considerados los dibujos detallados más antiguos sobre la Luna. La primera representación de la Luna tal como se ve al telescopio es obra de
Lodovico Cardi (1559-1613), conocido como Cigoli, quien se inspiró en los grabados del
Sidereus Nuncius de Galileo para pintar la Luna a los pies de la Inmaculada en la Capilla Paolina de la iglesia de Santa Maria Maggiore en Roma. Pero ningún cuadro se acerca al detalle conseguido en este óleo de Julius Grimm (1842-1906), un pionero de la fotografía que, de hecho, ostentaba el cargo de fotógrafo de la corte (Hofphotograph) de Baden. El cuadro fue presentado al
Gran Duque Federico I de Baden en 1888.
Grimm había logrado cierta notoriedad tras la publicación en 1881 de su
Atlas der Astrophysik, gracias a sus técnicas de cartografía lunar. El Gran Duque estaba fascinado por la Astronomía y, durante una audiencia en noviembre de 1887, Grimm le mostró algunas de sus fotografías lunares. Al poco tiempo, Grimm emprendió el ambicioso proyecto de hacer un óleo de la Luna para presentárselo a Federico I de Baden.
El valor de la pintura es aún mayor si se compara con los mapas selenográficos de la época. En el cuadro se puede ver una flecha a la izquierda de la Luna que indica la dirección de iluminación adoptada por el autor. La Luna aparece con el Polo Norte en la parte inferior sobre fondo negro. Las sombras superficiales se pintaron tomando como referencia una serie de fotografías de la Luna en distinta fase, de modo que hay un ángulo de iluminación constante. Esta técnica es la que utilizan actualmente programas como el
Atlas Virtual de la Luna, pero Grimm lo hizo todo mentalmente y con la única ayuda de su pincel. El aspecto del globo lunar completo es imposible en la realidad, pero permite hacerse una idea bastante acertada de la orografía de nuestro satélite. Las imágenes de partida se captaron con un refractor de 3 o 4 pulgadas.
El cuadro presenta un aspecto tridimensional notable gracias al uso de las sombras. Los sistemas radiales de los grandes cráteres de impacto Tycho,
Copernicus y Kepler están plasmados de forma muy delicada. En los mares se aprecian variaciones de tonalidad y algunas formaciones aparecen notablemente exageradas, por el ejemplo el
Vallis Alpes, con un profundo corte ciertamente alejado de la realidad.
El óleo pertenece actualmente a la colección del anticuario
Carlton Hobbs, especialista en la adquisición, conservación y estudio de mobiliario británico y europeo de los siglos XVII, XVIII y XIX. Charles Wood eligió este cuadro como
Lunar Picture of the Day (LPOD) el 24 de marzo de 2014.
Artículo publicado originalmente en mi sección
La Cara Oculta en la revista
AstronomíA, 183 (septiembre de 2014).
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2014-10-08, 10:25 | 3 comentarios