El reloj del Jubileo está instalado sobre el edificio medieval de la Torre Cornelius, un resto de las fortificaciones del siglo XIV, restaurada para la ocasión a fin de instalar el reloj que el relojero y astrónomo aficionado Louis Zimmer (1888-1970) había terminado en 1930 con motivo del centenario de la independencia de Bélgica y que donó a su ciudad natal.
En el interior de la torre se pueden visitar el Estudio astronómico, en la primera planta, y el reloj principal con los mecanismos que accionan todas las esferas y automatismos en el segundo piso.
El Reloj del Jubileo cuenta con doce esferas alrededor de la esfera central que marca la hora oficial. A las 12 se sitúa un globo con las fases de la Luna, le sigue la esfera correspondiente al ciclo metónico y la epacta; la ecuación del tiempo; la posición del Sol en el zodiaco; el ciclo solar y la letra dominical; el día de la semana; un globo terráqueo que indica el hemisferio iluminado por el Sol; el mes; el día del mes; las estaciones; las mareas y, finalmente, la edad de la Luna.
Cuando el reloj marca las doce se abren tres pequeñas ventanas. En la inferior podemos ver un desfile de figuras históricas del período 1830-1930 en el que se reconoce a los tres primeros reyes de Bélgica, a seis alcaldes de Lier, así como el escudo de armas de la ciudad y el león belga.
En las ventanas de arriba hay un mecanismo de percusión que representa las cuatro etapas de la vida: la infancia, la adolescencia, la edad adulta y la vejez. Cada etapa está representada por personajes de ficción de novelas locales.
Zimmer tardó cinco años en crear esta obra. Dado que, como ocurre en la actualidad, en la escuela prácticamente no se estudiaba nada sobre astronomía y la mayoría de la gente sabía muy poco sobre el Universo, el relojero decidió construir un Estudio astronómico con afán didáctico. Tras dos años de trabajo abrió el estudio que consta de nueve departamentos en los que podemos encontrar 57 esferas en total.
El primer departamento ofrece información sobre la hora en distintos lugares de la Tierra, con relojes en diversos sistemas de numeración de todo el mundo y un curioso reloj que indica la hora decimal, una decisión adoptada en 1793 por la República Francesa que nunca llegó a tener éxito.
El segundo departamento está dedicado a las mareas y cuenta con diez esferas que indican las mareas en los puertos de Lisboa, Santander, Brest, Dover, Ostende, Hoek van Holland, Estocolmo, Reykjavik, Saigón y el puerto interior de Amberes.
El siguiente departamento es el planetario donde podemos ver esferas en las que cada planeta gira en torno a su eje. Le sigue el departamento de cálculos astronómicos donde encontramos toda una serie de diales que indican desde el período de Saros, hasta la posición de los cometas Encke y Halley pasando por la posición de los radiantes de las principales lluvias de meteoros.
El quinto departamento está dedicado a los movimientos de rotación del eje terrestre. Podemos ver la duración del día sidéreo, del día solar, del día lunar y del día en diversos planetas.
El siguiente apartado trata de las fases de la luna y de las mareas. Le sigue un departamento dedicado a importantes fenómenos astronómicos como la paralaje, la determinación de la longitud del Sol y su distancia respecto a la Tierra, la declinación del Sol, la velocidad de la Tierra a la latitud de Lier, el terminador de la Luna a medianoche, el crepúsculo astronómico y civil o los eclipses.
El octavo apartado está situado en el techo de la habitación. Se trata de un planisferio celeste muestra las constelaciones del hemisferio norte. Un disco rotatorio permite saber qué constelaciones son visibles en el cielo.
El noveno departamento está formado por diversos aparatos de medición atmosférica, un barómetro, un termómetro y un higrómetro.
El Wonderklok
Junto a la torre del reloj se encuentra el Pabellón Zimmer donde se puede visitar el reloj Wonderklok, un ”reloj maravilloso” compuesto por 93 esferas y 14 automatismos, que fue diseñado por Louis Zimmer para la Exposición Universal de Bruselas de 1935. Posteriormente el reloj viajó a Nueva York donde estuvo expuesto en el Museo de Ciencia e Industria. Se trata de un instrumento único y el mejor de su clase construido hasta el momento.
El reloj está subdividido en tres secciones con tres relojes grandes y treinta esferas más pequeñas debajo de cada uno. Entre la ingente cantidad de datos astronómicos que ofrece este ingenio podemos destacar la posición de los cometas Halley, Encke, Biela, Pons-Winnecke y Giacobini; la precesión de los equinoccios, con una esfera que completa una vuelta en 25 800 años; la declinación del Sol; la posición del terminador lunar o la velocidad de la Tierra.
El Wonderklok también ofrece información sobre las mareas. Entre los puertos indicados está Santander, como curiosidad cabe indicar que junto al nombre de la ciudad cántabra aparece la bandera republicana dado que el reloj se construyó cuando en España regía la República.
En la parte inferior del reloj hay una serie de automatismos curiosos. Uno de ellos nos permite comprobar el peso de un hombre de 70 kilogramos de masa en la Luna y en los distintos planetas del Sistema Solar. En la vitrina central hay nueve bailarinas sobre globos que representan los tamaños de cada planeta. Se supone que las bailarinas tienen la misma masa que en la Tierra y dan un salto similar en cada planeta. Mientras que la bailarina de la Tierra salta 40 cm en Plutón, con el mismo esfuerzo, alcanza los 5,70 metros.
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2015-06-14, 14:15 | 3 comentarios